Hace aproximadamente un mes, me preparé para el Covid-19, entonces conocido como coronavirus, abasteciéndome de algunos medicamentos esenciales para el corazón que me preocupaba que se agotaran si hubiera interrupciones graves en la cadena de suministro. Las pastillas eran para mi gato; pensé que era mejor prevenir que curar. Y ahora que el coronavirus se ha propagado a una buena parte del globo, cada vez más personas se preguntan cuánta preparación se necesita, ya sea para ellos mismos o para aquellas personas y mascotas que dependen de ellos.
Los expertos han sabido durante semanas que era probable que esta enfermedad se propagara por todo el mundo, aunque, por supuesto, existen pocas certezas, ya que este virus es muy nuevo. El experto en comunicación de riesgos Peter Sandman dice que los CDC deberían haber enfatizado antes la necesidad de que tanto las personas como las empresas se prepararan. Ahora, de repente, los CDC están encendiendo las alarmas que deberían haber encendido hace mucho tiempo; y el presidente Donald Trump no ayuda al refutar sus advertencias con vagas certezas.
El pánico que estamos observando ahora es lo que Sandman llama una reacción de ajuste. Cuando surge algo aterrador, dice, las personas tienden a reaccionar temporalmente de forma exagerada, y es posible que se paralicen demasiado como para actuar. Si las personas pueden acostumbrarse al problema, estarán más preparadas para actuar racionalmente.
No hay necesidad de asustarse, pero es útil que las personas se preparen desde un punto de vista práctico y emocional. Prepararse emocionalmente significa mantenerse calmado y listo para cambios como la cancelación de grandes eventos o llamados a evitar el transporte público.
La preparación práctica puede enfrentarse de muchas formas. Las empresas deberían capacitar a las personas, en caso de que algún empleado esencial se contagie. Los empleados pueden prepararse para la posibilidad de tener que trabajar temporalmente desde casa. Existe la posibilidad de cierres de escuelas, lo que podría provocar un mayor ausentismo laboral. Hay formas de planificar con anticipación para minimizar las interrupciones si personas clave están demasiado enfermas o demasiado asustadas para ir a trabajar. Y dado que las personas mayores de 65 años parecen tener más probabilidades que las personas más jóvenes de morir a causa de este virus, no sería mala idea que todos nos preocupáramos de estar atentos a las personas mayores que conocemos y asegurarnos de que reciban sus medicamentos y alimentos de forma segura.
Es posible que vea a muchas personas, ya sea en persona o en los medios, usando mascarillas, lo que da la impresión de que eso es lo que hay que hacer, pero los expertos no aconsejan a las personas sanas comprarlas; dicen que es mucho mejor lavarse las manos. Suena trivial, pero se podrían salvar vidas si más personas se tomaran el tiempo para hacerlo más minuciosamente y con mayor frecuencia. Las personas también deberían ver las noticias y evaluar quedarse en casa si la enfermedad se propaga ampliamente en sus vecindarios.
Ante la ausencia de una línea directa nacional para que llamen las personas que sienten síntomas (una pista para el presidente Trump), si usted se siente enfermo, sería mejor llamar a su médico que acudir a la sala de emergencias. Existe el riesgo de que las personas invadan los hospitales y que los contagiados propaguen la enfermedad.
Los expertos no están de acuerdo sobre si relajar las prohibiciones de viaje o iniciar cuarentenas regionales. En este momento, una buena precaución sería estar atento a las noticias, evitar viajar a lugares con grandes brotes y evaluar quedarse en casa sin salir al trabajo si la enfermedad se propaga en su ciudad o localidad.
Todavía hay muchos científicos que no saben con certeza sobre las características de esta nueva enfermedad: el tiempo de incubación; por qué es mortal en algunos casos y leve en otros; por qué los niños parecen verse menos afectados que los adultos; por qué la enfermedad parece más letal para hombres que para mujeres (incluso en animales para experimentación); y cuántos casos desconocidos existen. Los científicos no saben cuánto más rápido se habría propagado la enfermedad sin prohibiciones de viaje y cuarentenas en China. No están seguros sobre si la enfermedad disminuirá en el verano como lo hace la gripe estacional, y todavía no saben si, a la larga, pasará o se asentará en un patrón estacional como sucedió con los brotes pandémicos de gripe de 1917 y 1957.
Las fanfarronadas de Trump sobre una vacuna no fueron útiles, ya que es probable que esta demore meses o incluso un año, y la gente está preocupada por el futuro cercano. E incluso decir que el "riesgo" es extremadamente bajo es vago. El riesgo de que cualquier persona muera por esta enfermedad es bajo, pero el riesgo de que las cosas cambien es alto.
Así que prepárese para un largo período de incertidumbre. Y si usted (o su gato) necesita un medicamento esencial, mejor vaya y cómprelo ahora.