Esta Navidad será un período de gasto exorbitante y de lujosos regalos para muchas familias estadounidenses. Pero también será un período de presupuestos ajustados y dificultades para poner comida sobre la mesa para muchos otros.
Ese es el efecto de la recesión pandémica, que agrava las desigualdades entre ricos y pobres.
Los trabajadores estadounidenses bien pagados se benefician de un mercado de valores sólido y gastos más bajos, lo que les permite ahorrar más dinero que nunca y gastar más en regalos navideños. Por otra parte, los menos afortunados, lidian con la pérdida de empleos, desalojos y la inseguridad alimentaria. Conocida como recuperación “en forma de K”, la desigualdad quedará expuesta esta temporada de fiestas.
“Es probable que el contraste sea muy marcado”, dijo James Galbraith, profesor de economía en la Universidad de Texas. “Para las personas que tenemos salarios regulares, muchos de nosotros tenemos bastante dinero porque los gastos que normalmente hacemos en el curso de la vida diaria se han reducido, pero por otro lado, esto ha costado el empleo a muchas personas que proporcionan esos servicios”.
Se proyecta que el gasto total en vacaciones aumente este año frente a 2019 gracias a unos hogares económicamente estables, según un análisis de Deloitte. La demanda de ropa exclusiva y joyas caras ya está repuntando de una desaceleración anterior en la pandemia, pese a que más de 13 millones de estadounidenses siguen desempleados.
Rachael Valentine, que tiene dos hijos menores de 10 años, perdió su empleo de maestra asistente de una guardería en Copley, Ohio, en marzo y aún no ha vuelto a trabajar. Valentine espera recibir sus dos últimos cheques de beneficios de desempleo en las próximas semanas.
“En lo que respecta a las compras, si puedo conseguir algo para mis dos hijos, será muy limitado”, dijo Valentine a Bloomberg. “Probablemente terminaré pidiendo ayuda a un refugio para mujeres en el que estuve hace años para regalos a mis hijos”.
Muchos estadounidenses se encuentran en una posición similar. Uno de cada cuatro adultos ha tenido problemas para pagar sus cuentas desde que comenzó la pandemia, según un estudio del Centro de Investigación Pew este mes. Una tercera parte ha recurrido a cuentas de ahorro o jubilación para llegar a fin de mes y aproximadamente uno de cada seis ha pedido dinero prestado a amigos o familiares o ha recibido ayuda de un banco de alimentos.
“Estados Unidos ya era profundamente desigual antes del inicio de esta crisis”, dijo Zach Parolin, investigador del Centro de Pobreza y Política Social de la Universidad de Columbia. “Lo que ha hecho la pandemia, y la crisis económica asociada, ha sido revelar y exacerbar esas desigualdades”.