El Banco Central Europeo debería purgar su balance general y eliminar los bonos de contaminadores climáticos, instaron académicos y grupos de la sociedad civil en una carta abierta a la presidenta, Christine Lagarde.
El BCE, que compra deuda corporativa como parte de su programa de expansión cuantitativa, debería “comprometerse a eliminar gradualmente de su cartera los activos intensivos en carbono, comenzando con la desinversión inmediata de los activos relacionados con el carbón”, según 164 académicos, entre ellos Adair Turner, antiguo presidente de la Autoridad de Servicios Financieros del Reino Unido, y organizaciones como Positive Money Europe.
“No podemos esperar años para estudiar los riesgos financieros a largo plazo”, dijeron. “Los bancos centrales deben utilizar todas las herramientas a su disposición”.
El BCE se enfrenta a una presión cada vez mayor pues se desea que refleje las preocupaciones sobre el cambio climático en el desarrollo de sus operaciones, incluida la expansión cuantitativa y la refinanciación en aquellos casos donde acepta garantías a cambio de liquidez. La semana pasada, Lagarde dijo en una carta a un legislador europeo que la próxima revisión de estrategia es un buen momento para ver qué papel puede desempeñar la lucha contra el cambio climático en la política monetaria.
Los signatarios pidieron al BCE hacer uso de “ingenio” para abordar las amenazas con un nuevo diseño de la expansión cuantitativa o la refinanciación de operaciones para apoyar las inversiones que contribuyen a la transición verde. También advirtieron que Lagarde “inevitablemente enfrentará resistencia ideológica por parte de aquellos que piensan que los bancos centrales deberían dejar las políticas climáticas en manos de otros”.
Se trata de un reconocimiento de dudas entre funcionarios sobre cualquier cambio que corra el riesgo de enturbiar el mandato de estabilidad de precios y comprometer su independencia. El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, dijo el mes pasado que “podría haber objetivos conflictivos tan pronto como la política monetaria dictamine que debe pisar el freno y reducir la compra de bonos”.
El BCE ha dicho que la mejor manera de lograr su objetivo de inflación es permanecer neutral en el mercado, mientras ayuda a desarrollar estándares sobre cómo se valoran los riesgos del cambio climático.
Los autores de la carta argumentaron que era hora de revisar el principio de neutralidad del mercado.
“La idea de que la política monetaria simplemente debería reflejar el mercado equivale a agregar una falla regulatoria además de la falla del mercado”, dijeron.
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