A pocos días de abandonar precipitadamente la idea efímera de retirar a Tesla Inc. de bolsa, Elon Musk volvió a Twitter para exhibir la impulsividad que últimamente ha generado nerviosismo tanto en los inversores como en los entes reguladores.
Este martes, en una serie de tuits, el impredecible máximo responsable negó haber llorado durante una entrevista con The New York Times este mes. Musk no pudo resistirse a atacar en ese momento a un seguidor que lo criticó por haber calificado de pedófilo a un rescatista de la cueva de Tailandia en el mes de julio.
Musk evitó hacer afirmaciones con respecto a Tesla, una clara diferencia con las publicaciones suyas que estarían siendo investigadas por la Comisión de Valores y Bolsa (SEC por su sigla en inglés). Pero las misivas sirvieron como nuevo recordatorio de las tendencias erráticas de Musk en Twitter y reafirmaron la preocupación respecto de si es capaz de adherir a las normas de la SEC ahora que tomó la decisión de que Tesla siga cotizando en bolsa y continúe estando bajo la supervisión del organismo.
“No se convertirá en el CEO típico. La cuestión es, por ende, si hará declaraciones que estén en conflicto con las leyes sobre valores”, dijo Ken Bertsch, director ejecutivo del Consejo de Inversiones Institucionales, un grupo sectorial que representa a los fondos de pensiones que tienen acciones de Tesla. Con la SEC, Musk “estará más controlado”, dijo Bertsch. “Y estoy seguro de que los abogados de la empresa se lo están diciendo”.
La SEC no ha reconocido que investiga a Tesla, y Ryan White, vocero del organismo, no accedió a hacer declaraciones para este artículo. Un portavoz de Tesla tampoco accedió a hacer declaraciones.
Musk desató 17 días de drama cuando el 7 de agosto tuiteó que tenía “financiamiento asegurado” para sacar a Tesla de bolsa, sin dar a conocer pruebas de que tenía verdaderamente garantizado dinero de los inversores. En general, la SEC considera las declaraciones de ejecutivos como información material que debe ser verdadera, y el comentario generó una citación del ente regulador.
En tanto Musk modificó el rumbo el viernes y prometió que Tesla seguiría cotizando en bolsa, uno de los mayores riesgos que enfrenta es que la SEC trate de prohibir que sea ejecutivo o director de una compañía cotizada en bolsa. Este nivel de castigo suele ser más doloroso que cualquier multa, razón por la cual la mayoría de las empresas se resiste a su implementación en las negociaciones para llegar a un acuerdo con el organismo regulador.
La atención de Wall Street y del gobierno que generó la saga ‘seguir cotizando o no’ alimentó las versiones de que Musk podría comenzar a reducir su presencia en los medios sociales, quizás a instancias de la junta directiva de Tesla que, a raíz del episodio, ahora está a la defensiva. El presidente y mayor accionista de la compañía desactivó su cuenta de Instagram la semana pasada.
No obstante, la decisión de Musk de seguir respondiendo a sus detractores en Twitter indica que no cambiará fácilmente, dijo Charles Elson, profesor de finanzas de la Universidad de Delaware que se especializa en gobernanza empresarial.
“Si alguien adopta una conducta durante cierto tiempo, en general es difícil cambiarla”, dijo Elson. “No creo que un CEO deba estar en Twitter; esperaba que esa fuera la lección. Obviamente no lo es”.