La economía rusa creció en 2018 al ritmo más rápido de los últimos seis años, superando las estimaciones de los economistas, dado que la construcción recibió un impulso por la Copa del Mundo y el inicio de un proyecto de gas natural en Siberia.
El crecimiento se aceleró a 2,3 por ciento, la mayor cantidad desde 2012, con el auge de la construcción, informó el Servicio Federal de Estadísticas en su primera estimación el lunes. La mayoría de los analistas encuestados por Bloomberg pronosticaba un crecimiento de 1,9 por ciento para el año, y la estimación más alta era de 2,2 por ciento.
Los economistas han cuestionado si el ritmo de crecimiento es sostenible y cuánto afectó el impulso artificial de factores únicos como el inicio del proyecto Yamal LNG de Novatek PJSC por US$27.000 millones. La Copa Mundial de fútbol de 2018 también pareció proporcionar un impulso al sector de restaurantes y hoteles, que se expandió 6,1 por ciento. Muy poco del impacto ha llegado a los consumidores, que están luchando a causa del estancamiento en los ingresos y el aumento de la inflación.
"Podemos fingir que este crecimiento es bueno, pero, de hecho, necesitamos algo más rápido, especialmente después de varios años de recesión", asegura Anton Tabakh, economista en jefe en la firma asesora de crédito con sede en Moscú, RusRatings. "Es obvio que el consumidor no está sintiendo muchos beneficios".
Rusia todavía está muy por debajo de su nivel en comparación con sus pares en los mercados emergentes y su propio desempeño antes de la recesión de 2015. Putin prometió después de su elección el año pasado llevar el crecimiento a un nivel que supere el promedio mundial de 3,7 por ciento para el final de su mandato de seis años.
Se espera que el crecimiento económico se desacelere este año y el banco central advirtió el viernes que las cifras del primer trimestre podrían estar por debajo de las expectativas, luego de que la actividad de inversión se debilitara en diciembre.