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EE.UU. falló en Venezuela antes. Ahora el mundo es diferente

Cuando Estados Unidos se apresuró a respaldar un golpe militar contra el presidente venezolano, Hugo Chávez, en 2002, no le fue bien. El autodenominado líder de una revolución "bolivariana" regresó a su cargo en tres días, y más antiestadounidense que nunca.

Dueling Marches Of Pro-Government And Pro-Opposition Parties As President Trump Recognizes New Leader
Dueling Marches Of Pro-Government And Pro-Opposition Parties As President Trump Recognizes New Leader | Bloomberg

Cuando Estados Unidos se apresuró a respaldar un golpe militar contra el presidente venezolano, Hugo Chávez, en 2002, no le fue bien. El autodenominado líder de una revolución "bolivariana" regresó a su cargo en tres días, y más antiestadounidense que nunca.

La decisión de esta semana de Washington de reconocer al líder de la oposición, Juan Guaidó, como el presidente legítimo de la nación podría tener las mismas consecuencias, si el heredero de Chávez, Nicolás Maduro logra aferrarse al poder. Pero tiene lugar en un clima geopolítico muy diferente, en el que el fracaso corre el riesgo de repercusiones globales.

La economía de Venezuela está en picada, lo que ha llevado a millones a huir a estados vecinos, que han respaldado a EE.UU. y se han negado a reconocer la reelección de Maduro en 2018, considerada como fraudulenta. El golpe contra Chávez fue condenado por muchos gobiernos latinoamericanos por antidemocrático. Ahora es el ejército el que mantiene al autoritario Maduro en el poder, frente a una oposición nacional y regional mucho más fuerte.

Sin embargo, el enfrentamiento actual también está cargado de rivalidades entre grandes poderes –China, Rusia y EE.UU.– que apenas existían en Venezuela hace 16 años. Eso le brinda a Maduro un apoyo internacional para enfrentar a Washington con el que no contó Chávez. También crea riesgos para la estabilidad a largo plazo del país, en caso de que estos poderosos actores externos se comprometan a proteger sus préstamos, inversiones e intereses políticos.

Una división ideológica más amplia sobre si priorizar la democracia o la soberanía también se ha agregado a las divisiones tradicionales de izquierda-derecha sobre qué hacer con respecto a Venezuela. Eso ha unido a Turquía al grupo de partidarios autoritarios de Maduro, decididos a evitar nuevos precedentes para los levantamientos a favor de la democracia que algún día podrían amenazar sus propias posiciones.

"Nos preocupa que esto se esté convirtiendo en una competencia geopolítica", afirma Alejandro Martínez Ubieda, una figura de la oposición que fue secretario de la delegación venezolana en un congreso interparlamentario en San Petersburgo en 2017.

Cambio de política

El jueves, el asesor de seguridad nacional, John Bolton, abordó esas preocupaciones cuando explicó a los reporteros por qué EE.UU. decidió intervenir bruscamente en un país que antes consideraba una amenaza limitada para los intereses estadounidenses. "El hecho es que Venezuela está en nuestro hemisferio", dijo Bolton.

El Senador estadounidense Marco Rubio –quien presionó a la Casa Blanca para tomar acción– enumeró cuatro razones por las cuales el presidente Donald Trump se preocupa por Venezuela en un Tweet el viernes, entre las que incluye una supuesta oferta de Maduro de ser anfitrión de una base naval y aérea rusa "en nuestro hemisferio".

No está claro hasta dónde está dispuesta a ir la administración de EE.UU. para eliminar a Maduro. Un funcionario latinoamericano de Naciones Unidas en Nueva York dijo que su gobierno ha estado en contacto con Washington sobre el tema y entiende que el plan es ejercer una presión gradual para desencadenar la renuncia del líder venezolano, en lugar del cambio instantáneo del régimen.

El Consejo de Seguridad de la ONU, que incluye a Estados Unidos, Rusia y China, se reunirá en Nueva York el sábado para discutir sobre Venezuela.

Dejar de entrometerse

Rusia y China han hecho importantes apuestas geopolíticas en Venezuela durante la última década, llenando el vacío de inversión y seguridad dejado por el alejamiento de Washington del gobierno de Caracas.

China ha invertido más de US$62.000 millones en Venezuela, principalmente a través de préstamos, desde 2007. El año pasado, importó 3,6 por ciento de su petróleo del país, una reducción de poco más del 5 por ciento en 2017. El viernes, el Ministerio de Relaciones Exteriores volvió a advertir contra cualquier “amenaza de fuerza o interferencia” externa los asuntos internos del país.

"Venezuela aún está en proceso de cambio, y si Guaidó llega al poder, todavía necesitará inversión china, que es una fuente insustituible", asegura Xue Li, director de estrategia internacional en el Instituto estatal de Economía y Política Mundial de la Academia China de Ciencias Sociales. "A largo plazo, la situación actual no afectará el interés de China en este país".

Dinero del petróleo

Rusia, con muchos menos recursos de sobra, puede estar en mayor riesgo. También está involucrado en el desarrollo de campos petroleros que representan poco menos de la mitad de las reservas de Venezuela, según datos de la agencia oficial de noticias TASS.

La importante petrolera estatal Rosneft PJSC tiene participaciones tan altas como 40 por ciento en cinco campos venezolanos con reservas colectivas estimadas en 20.500 millones de toneladas métricas. A Rosneft también se le deben unos US$3.000 millones en pagos en petróleo. En una visita a Moscú en diciembre, Maduro aceptó inversiones rusas por un valor adicional de US$5.500 millones.

Al preguntarle sobre las posibles pérdidas en la radio Govorit Moskva el viernes, el portavoz de Rosneft, Mikhail Leontyev, dijo: "¿Qué pérdidas? Nada ha sucedido allí. Todo lo que está sucediendo allí ha estado sucediendo durante los últimos cinco años, todos los días. Hay un gran lío en Venezuela".

Rusia cree que Maduro estará a salvo siempre que cuente con el apoyo del ejército, que parece tener, según un funcionario de política exterior en Moscú, quien pidió no ser nombrado porque no está autorizado a hablar con los medios.

Pero el funcionario también dijo que mucho dependería de cuán lejos esté dispuesto a ir EE.UU. para eliminar a Maduro. Algunos han expresado su preocupación de que en tal escenario, Rusia no pueda responder con eficacia.

"Venezuela tiene probablemente el modelo económico más feo que se pueda encontrar", dice Alexander Chichin, especialista en América Latina de la Academia Presidencial Rusa de Economía Nacional y Administración Pública, en Moscú. “Rusia no podrá ayudar a Maduro, más que simplemente mostrando apoyo moral y diplomático. Está demasiado lejos de Rusia".

Construcción de lazos

En una larga publicación en Facebook, el legislador de la Duma Estatal Yevgeny Primakov fue más lejos. En su prisa por obtener contratos de energía y cortejar a la cuestionable élite venezolana, dijo, Rusia no invirtió en los proyectos de "poder blando" que podrían haber construido lazos con una población que obviamente sufría. Eso habría asegurado que los intereses rusos sobrevivieran a cualquier cambio de poder, escribió.

En cuanto a Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdogan apenas comenzó a construir una relación con Maduro en 2016, después de un fallido intento de golpe de Estado en el que los funcionarios turcos han denunciado la complicidad de EE.UU. La inversión y los contratos vinieron después.

El año pasado, el comercio entre Turquía y Venezuela alcanzó US$1.100 millones, en comparación con un poco más de US$800 millones en los cinco años anteriores combinados, según datos del Instituto oficial de estadísticas de Turquía. Maduro advirtió a EE.UU. no interferir con este comercio bilateral en crecimiento.