Nadie puede predecir con certeza la dirección que tomarán las revistas de mujeres, que han tenido problemas para mantener la circulación a medida que caen las ventas en los quioscos. Pero si uno apuesta a una estrategia que podría ayudarlas a prosperar, solo mire a Samantha Barry, la mujer de 36 años que está reinventando la tradicional revista de Condé Nast, Glamour.
Una milenial de origen irlandés con experiencia en noticias duras a través de la BBC y CNN, está usando su experiencia digital para traer la revista al siglo XXI. Parte de su plan es político. Está aprovechando el momento para recordar a las lectoras que las grandes revistas de moda siempre han sido la mejor fuente de información sobre temas trascendentales para las mujeres.
Con Donald Trump en la Casa Blanca, los republicanos controlando el Congreso y la posible llegada a la Corte Suprema de Estados Unidos de una mayoría que prohíbe el aborto este otoño, las revistas que una vez fueron subestimadas en temas políticos han decidido adoptar una postura firme.
Los editores de las principales revistas de mujeres como Cosmopolitan y Marie Claire están aumentando la cobertura sobre el acoso sexual, los derechos reproductivos y la política de identidad. A medida que las mujeres jóvenes estadounidenses usan plataformas digitales para movilizarse políticamente, estos editores saben que tendrán que encontrar a los lectores donde están más inmersos. También se puede ganar mucho dinero allí.
"El público en general no entiende el apetito que hoy tienen las mujeres en Estados Unidos por todas las cosas políticas, digitalmente", dijo Barry en una entrevista en las oficinas de Condé Nast en el piso 30 del One World Trade Center. "No podría haber elegido un mejor año para venir y trabajar en Glamour, para hablar con las mujeres".
Y ella no está sola en tanto la más importante de las revistas femeninas da credibilidad a este cambio de la industria.
"En un momento en que nuestro mundo es tan activo políticamente, es justo que tengamos que ser tan comprometidos y tan expresivos como nuestros lectores", señaló la editora en jefe de Vogue, Anna Wintour. "Siempre creí que Vogue --de hecho, todos los títulos de Condé Nast-- realmente deberían representar algo, y ahora eso es más importante que nunca".
Desde las elecciones de 2016, los estadounidenses han mostrado un creciente interés en la política y exigen noticias. Pero cuando se trata de mujeres, esa sed ha demostrado ser insaciable. Las mujeres de cualquier partido político son más propensas que los hombres a decir que prestan más atención a la política, según una encuesta de 2017 del Centro de Estudios Pew. La cifra alcanzó casi el 60 por ciento de las mujeres, en comparación con el 46 por ciento de los hombres.
La participación política también está aumentando entre las mujeres, particularmente entre mujeres jóvenes y con educación universitaria. Casi una de tres mujeres de entre 18 y 49 años han asistido a un evento político o protesta desde las elecciones, según muestra el informe de Pew. Y un número récord de mujeres -516- postulará al Congreso el próximo noviembre.
Glamour, Cosmopolitan y Marie Claire intentan aprovechar este nuevo escenario. Todas han hecho de la cobertura política una prioridad, mientras que algunas han contratado periodistas con experiencia en periodismo político y promueven su contenido activamente en plataformas digitales. Mientras que los cosméticos y las celebridades siguen siendo temas destacados, estas revistas están reclamando un lugar en el mundo de las noticias duras.
"No podemos ser todo para todos cuando se trata de cobertura política", sostuvo Barry. "Las dos cosas que queremos destacar este año en nuestra narrativa son cómo las mujeres están votando y cómo se están postulando a un cargo". "Las mujeres lideran la resistencia y las revistas femeninas han sido recursos invaluables para cubrir esa historia".