Cada vez es más difícil resistirse a las vacunas en Europa y seguir con la vida como siempre. Mientras los Gobiernos luchan con otra ola del virus, introducen nuevas restricciones, muchas de ellas dirigidas a los no vacunados. Eso aumenta la presión sobre aquellos que se han resistido al vacuna hasta ahora.
Alemania propone limitar el acceso al lugar de trabajo a las personas que estén vacunadas, recuperadas o que tengan un resultado de prueba negativo, y las personas que se han resistido a las vacunas tienen cada vez más prohibiciones en los cafés y peluquerías. El país, que ha experimentado un aumento en los casos, tiene una tasa de vacunación inferior a la de Italia, España y Portugal.
Irlanda amplió esta semana el requisito de certificados de vacunas más allá de los restaurantes y bares para incluir cines y teatros. Y Austria estableció un nuevo estándar de medidas estrictas con cuarentenas para los no vacunados, restringiendo sus movimientos al trabajo y compras de bienes esenciales.
Las medidas marcan una escalada dramática en la campaña para aumentar las tasas de vacunación, un esfuerzo que ha recibido un nuevo impulso con el último aumento en los casos de covid.
Junto con las medidas en Alemania y en otros lugares, algunos líderes regionales en Italia quieren que las autoridades reproduzcan el modelo austriaco. Han pedido que si se introducen nuevas restricciones, se apliquen solo a los no vacunados. Las autoridades checas están considerando una medida similar.
En todo el continente, los Gobiernos han impuesto cada vez más restricciones a las personas que no han sido inoculadas en los últimos meses, amenazando con multas e incluso con la suspensión de algunos trabajadores de la salud. Las medidas dieron lugar a protestas en varios países durante el verano, algunas de las cuales se volvieron violentas, así como a batallas judiciales.
En Austria, un grupo antivacunas ganó escaños en un parlamento regional en las elecciones de septiembre, una señal de cómo la resistencia está profundamente arraigada en algunas partes de la sociedad.
Pero para los Gobiernos, endurecer las reglas es una respuesta necesaria en medio de repetidos brotes del virus.
La tasa de infección de Alemania sigue llegando a niveles récord, con más de 50.000 nuevos casos registrados el jueves. En Croacia, donde menos del 50% de la población está completamente vacunada, el número de fallecidos se ha disparado recientemente.
“La cuarta ola está golpeando a nuestro país con toda su fuerza”, dijo la canciller alemana, Angela Merkel, el miércoles. “Necesitamos avanzar con urgencia en materia de vacunación”.
Eso está creando una situación difícil para los políticos, que tratan de sacar a sus países de la pandemia sin tener que recurrir a otra ronda de cuarentenas dañinas generalizadas.
Y no está claro que puedan evitar opciones tan drásticas. El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, esta semana advirtió que no se puede descartar otra cuarentena este invierno.
“La historia muestra que no podemos permitirnos el lujo de ser complacientes”, dijo Johnson durante una conferencia de prensa televisada.
Esa lección de historia incluye una señal de advertencia durante el verano, cuando la variante delta provocó un aumento en los números en el Reino Unido y varios países de la Unión Europea.
Ese aumento finalmente demostró tener una duración relativamente corta, pero los países pueden no tener tanta suerte ahora, ya que el clima más frío, junto con más personas que pasan tiempo en el interior, ayudan a que el virus se propague y se arraigue.
Los decrecientes niveles de anticuerpos en algunas personas vacunadas también podría complicar drásticamente la batalla contra el virus. Varios países están ampliando la administración de sus dosis de refuerzo para mantener niveles elevados de protección contra el covid. Austria redujo la validez de los certificados de vacunas de 12 a nueve meses para alentar a las personas a recibir una vacuna de refuerzo.