El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se reunió con Robert Mueller en la Oficina Oval en mayo del año pasado para entrevistarlo para un puesto: director del FBI.
Trump se encontraba la tarde siguiente en otra reunión en la Oficina Oval cuando un colaborador interrumpió para dar la noticia de que Mueller había aceptado un puesto diferente: asesor especial para la investigación de la campaña de Trump.
Trump y el Procurador General Jeff Sessions, que asistieron a ambas reuniones, quedaron asombrados, según una persona familiarizada con las dos reuniones. El presidente de inmediato criticó a Sessions por no saber que llegaría el anuncio y preguntó cómo era posible que la persona que acababa de entrevistar para dirigir el FBI –y que, según Trump, había tenido en el pasado una discusión con él por aranceles de un club de golf- ahora podía estar investigándolo, dijo la persona.
En las últimas semanas, la indignación de Trump respecto de Mueller –y las acusaciones del presidente de que el asesor especial tiene prejuicios en su contra- se ha hecho pública. Trump tuiteó el miércoles que Mueller tiene “fuertes conflictos”. A fines de junio, Trump preguntó cuándo Mueller iba “a enumerar sus conflictos de intereses”.
Interrogante
“Si se acaba de rechazar a un postulante a un cargo, sin duda eso planta un interrogante respecto de si éste puede ser por completo objetivo en cuanto a decisiones importantes sobre aquél”, dijo el abogado de Trump, Rudy Giuliani, que agregó que el equipo legal sabe que hay más conflictos pero que no los ha dado a conocer.
No queda claro si Trump rechazó la postulación de Mueller antes de la designación del asesor especial, pero a partir de ese momento Trump ha comentado a colaboradores que percibe cierto rencor.
Sessions se sintió tan afectado ante la ira del presidente en esa reunión interrumpida en la Oficina Oval, que renunció verbalmente ese día y más tarde presentó una carta formal de renuncia, según la persona informada sobre la reunión. El Departamento de Justicia declinó hacer declaraciones.
Mueller, veterano de la guerra de Vietnam y miembro del Partido Republicano, estuvo al frente del FBI en los días posteriores a los atentados del 11 de septiembre y ha recibido elogios de republicanos y demócratas por su carácter intachable.
Quienes han trabajado con Mueller dicen que su tarea no se vería influenciada por disputas pasadas con Trump. El procurador general adjunto Rod Rosentein, que designó a Mueller y supervisa su investigación, ha declarado que no sabe de conflicto alguno de intereses que pudiera descalificar a Mueller para esa tarea.
Los comentarios que ha hecho Trump a sus asesores se han concentrado en una presunta disputa por aranceles de golf de hace 10 años. Trump ha dicho que Mueller trató de obtener un reembolso por aranceles que había pagado al National Golf Club del norte de Virginia, propiedad de Trump, dijeron ex asesores de la Casa Blanca. Trump ha dicho que mantuvo una fuerte discusión con Mueller sobre el tema.
Un vocero de Mueller dijo antes al Washington Post que no hubo discusión alguna cuando Mueller, que en ese momento se desempeñaba como director del FBI, abandonó el club. La oficina de Mueller declinó hacer declaraciones.