Las autoridades iraníes ordenaron este lunes 26 el aterrizaje de un vuelo con destino a Dubái, impidiendo la salida del país a los familiares de Ali Daei, un controvertido icono del fútbol de Irán, y acusándolos de participar en protestas antigubernamentales.
La esposa y una hija de Daei fueron expulsadas del vuelo de Mahan Air después de que se le ordenara aterrizar en la isla iraní de Kish, a unos 200 kilómetros de Dubái, en el Golfo Pérsico, informó la agencia de noticias estatal IRNA. El vuelo procedía de Teherán.
En respuesta a las protestas contra la cúpula clerical del país, la República Islámica está intensificando la represión de la disidencia, iniciada a mediados de septiembre por la muerte bajo custodia de Mahsa Amini, de 22 años. Fue detenida por la llamada policía de la moralidad iraní por supuestamente infringir los estrictos códigos de vestimenta islámicos.
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Daei, que se retiró del fútbol en 2007 y jugó en el Bayer Munich y Hertha de Berlín, ha expresado públicamente su apoyo a las protestas. Es uno de los jugadores más célebres del país y se ha convertido en una figura cada vez más influyente en Irán.
La agencia IRNA declaró que Daei y su familia se dedicaban a “apoyar a grupos antirrevolucionarios y alborotadores, y convocar huelgas”, y añadió que la esposa y la hija de Daei eran libres de regresar a Teherán. Por otra parte, la agencia de noticias "semioficial" Tasnim afirmó que la esposa de Daei tenía prohibido salir del país, pero que había “anulado la prohibición” por canales ilegales y había logrado abordar el vuelo.
Las autoridades cerraron una joyería y un restaurante propiedad de Daei, tras publicar en las redes sociales que ambos establecimientos cerrarían en solidaridad durante tres días de protestas y huelgas a principios de diciembre, según medios de comunicación estatales. Anteriormente, Daei había boicoteado la Copa del Mundo y se había quedado en casa para solidarizar con los manifestantes.
Irán ahorcó este mes a dos hombres en relación con las protestas, las primeras ejecuciones conocidas en el país entre los miles de detenidos en los disturbios. Grupos de derechos humanos afirman que más de 400 personas han muerto en la represión gubernamental de las protestas, mientras que decenas corren peligro de ser ejecutadas.
El 24 de diciembre, el Tribunal Supremo iraní confirmó la decisión de ejecutar a Mohammad Ghobadlou, de 22 años, acusado de atropellar y matar presuntamente a un agente de policía en la localidad de Parand, cerca de Teherán, informó Tasnim.
