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Pandemia de coronavirus

Las inesperadas consecuencias ambientales de la pandemia de Covid-19

"Los que celebran las mejoras ambientales durante la crisis de Covid-19 son miopes", dijo Li Shuo, asesor principal de políticas globales de Greenpeace en Pekín.

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Wuhan, epicentro de la pandemia (China) | AFP

Las órdenes globales de autoaislamiento para combatir la pandemia de Covid-19 resultaron en un beneficio climático ampliamente reportado: se respira un aire más limpio en China y Europa. Sin embargo, las consecuencias de la crisis de salud mundial no fueron uniformemente positivas para el medio ambiente. 

En Estados Unidos, algunas ciudades detuvieron programas de reciclaje ya que funcionarios se preocupan por el riesgo de propagación del virus en los centros de reciclaje. En las naciones europeas particularmente afectadas, las opciones de eliminación de residuos se redujeron. Italia prohibió a los residentes infectados clasificar sus desechos. 

La industria aprovechó la oportunidad para revocar las prohibiciones de bolsas desechables, a pesar del hecho de que expertos ambientales dicen que los plásticos de un solo uso igual pueden albergar virus y bacterias. Empresas que alguna vez alentaron a los consumidores a traer sus propias bolsas o contenedores tienden cada vez más hacia empaques de un solo uso. A principios de marzo, Starbucks anunció que prohibía temporalmente el uso de vasos reutilizables.

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Dado que los consumidores chinos están recluidos en sus hogares, hubo un aumento en la cantidad de basura doméstica a medida que las personas compran cada vez más en línea y ordenan comida a domicilio, que usualmente viene con muchos empaques. Los desechos médicos también están en aumento. Los hospitales en Wuhan produjeron en promedio más de 200 toneladas de tales desechos por día durante el brote, por encima de su promedio anterior de menos de 50 toneladas.

China pidió a las plantas de tratamiento de aguas residuales que fortalezcan sus rutinas de desinfección para evitar que el coronavirus se propague a través de las aguas residuales, principalmente a través de un mayor uso de cloro. Una cierta cantidad de este químico tóxico llegó al agua potable de la nación, aunque el Gobierno dice que la concentración está por debajo del límite permitido actual de 0,3 miligramos por litro.

“Los que celebran las mejoras ambientales durante la crisis de Covid-19 son miopes”, dijo Li Shuo, asesor principal de políticas globales de Greenpeace en Pekín. “La contaminación puede disminuir temporalmente, pero esta no es una forma sostenible de limpiar nuestro medio ambiente. Entretanto, la crisis del virus trae otros problemas ambientales que pueden durar más tiempo y que son más difíciles de manejar”.