Como parte de la guerra contra el coronavirus, los reguladores estadounidenses están tomando acciones agresivas contra el "lodazal": las cargas de papeleo y los obstáculos burocráticos. Este nuevo frente de batalla busca eliminar fricciones, o barreras administrativas, que han estado perjudicando a los médicos, las enfermeras, los hospitales, los pacientes y los beneficiarios de programas públicos y privados esenciales.
Cada vez más usado en la ciencia del comportamiento, el término lodazal se refiere a todo, desde los requisitos de llenado de formularios hasta el tiempo que se gasta esperando en fila y las reglas que exigen entrevistas en persona impuestas tanto por el sector público como el privado. Algunas veces, esas cargas son justificadas, como, por ejemplo, cuando la Administración del seguro social toma medidas para garantizar que quienes reciben beneficios sí califiquen para ellos. Sin embargo, con mucha frecuencia, el lodazal se impone sin pensar mucho en sus efectos devastadores.
La pandemia de coronavirus está concentrando el pensamiento burocrático y generando reformas impresionantes y atrevidas. Consideremos algunos ejemplos.
Bajo el programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (anteriormente conocido como estampillas de alimentos), los beneficiarios potenciales tendrían que completar entrevistas antes de recibir la aprobación para los beneficios. A finales de marzo, el Departamento de Agricultura eliminó ese requisito, y ahora los estados tienen "aprobación extendida" para conceder los beneficios a quienes tengan el derecho.
A principios de la semana pasada, el Servicio de Impuestos Internos anunció que, a fin de calificar a los pagos bajo la Ley Familias Primero de Respuesta al Coronavirus, las personas tendrían que haber presentado un retorno de impuestos, incluso si fueran receptores de seguridad social que generalmente no lo presentan. Por culpa del lodazal, muchas personas no habrían obtenido el dinero al que tenían derecho. Bajo la presión del público, el Departamento del Tesoro retrocedió y dijo que los receptores de Seguridad Social recibirían el dinero automáticamente.
Algunos de los esfuerzos más agresivos contra el lodazal han provenido del Departamento de Salud y Servicios Humanos. Los requisitos de papeleo, información y auditoría están siendo eliminados. También es muy importante que docenas de servicios médicos ahora pueden proporcionarse a través de “telesalud”.
En las propias palabras del Departamento, el gobierno “está permitiendo que la telesalud cumpla muchos de los requisitos de visitas cara a cara, bajo los cuales los médicos tienen que ver a sus pacientes en instalaciones de hospitalización, hospicios y cuidado de la salud”.
Además, Medicare ahora pagará a los técnicos de laboratorio para que se transporten a los hogares de las personas con el fin de recolectar especímenes para prueba, lo que elimina la necesidad de que las personas se desplacen a las instalaciones de cuidado de la salud (y se arriesguen a exponerse a sí mismos y a otros). Existen muchos ejemplos más.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) ha otorgado mucha más flexibilidad en varios dominios. Por ejemplo, ha permitido que el Departamento de Salud del Estado de Nueva York practique pruebas a los pacientes en circunstancias en las que anteriormente se requería una autorización formal de la FDA (y el correspondiente lodazal).
Una de las razones para la actual lucha contra el lodazal es un nuevo cálculo de costo-beneficio: cuando innumerables personas están enfermas o son pobres, los efectos nocivos de las cargas administrativas crecen exponencialmente. En tiempos normales, podría ser aceptable o sensible tolerar un retraso, a fin de proteger a alguien de algún tipo de daño social o para exigir a las personas que prueben de alguna manera que en realidad cumplen con los requisitos para el beneficio. Ahora bien, deberíamos aceptar una menor precisión, o garantías menos que ideales, si ese es el precio de salvar vidas.
Otra razón para la guerra contra el lodazal es más sutil, y mucho más fundamental.
En la actualidad, muchas personas están asustadas, confundidas o ansiosas por su salud o por sus finanzas. Puede que estén lidiando con niños en la casa, amigos o familiares mayores o enfermos, o ambos. Dado que están asustados y preocupados, no tienen mucha capacidad mental para manejar el lodazal, ya sea que provenga del gobierno o del sector privado.
Para muchas personas, eso no deja de ser verdad en el mejor de los tiempos: una de las razones por la que cualquier año es un buen año para eliminar el lodazal. Sin embargo, en un momento como este, el problema de la capacidad es inmensurablemente peor para millones de personas.
En las últimas semanas, la guerra contra el lodazal ha sido impresionante, pero esporádica, y se encuentra en sus primeras etapas. El gobierno nacional, los estados y las localidades –así como las instituciones privadas, incluidos los hospitales y las escuelas en todos los niveles– deberían estar haciendo mucho más. Por ejemplo, existe el riesgo de que el nuevo programa de préstamos para pequeñas empresas de los bancos se encuentre con serios problemas, en gran parte debidos a la complejidad y el lodazal impuestos por el gobierno.
Si queremos que las personas sobrevivan económicamente, o que reciban ayuda médica, los funcionarios públicos deberían hacer todo lo posible para simplificar, para eliminar los requisitos onerosos y para que la ayuda económica y de otros tipos sea automática. La eliminación del lodazal puede no parecer la prioridad más alta, pero puede ser la diferencia entre una comodidad relativa y una tremenda dificultad, o incluso entre la vida y la muerte.