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CRISIS EN VENEZUELA

Quién es Héctor Rodríguez, el joven venezolano que podría dar vida nueva al chavismo

En algunos círculos chavistas, su nombre ahora se susurra como la mejor oportunidad del régimen para mantenerse en el poder si una coalición internacional obligara nuevas elecciones.

President Maduro Holds News Conference As Regional Elections Marred By Acussatons Of Fraud
President Maduro Holds News Conference As Regional Elections Marred By Acussatons Of Fraud | Bloomberg

Juan Guaidó, líder de la oposición venezolana de 35 años, llegó este año con una energía abrumadora. Hizo malabares organizando manifestaciones en los barrios más pobres, apareció en el escenario durante un concierto benéfico, e intentó atraer a las tropas hacia su lado afuera de una base militar. El instalado régimen de Nicolás Maduro, dominado por revolucionarios rudos de facciones castristas y barba anticuada, necesitaba contrarrestarlo.

Entró Héctor Rodríguez. Cada vez más visible en el círculo de confianza de Maduro, el gobernador de Miranda, de 37 años, atrae a multitudes en eventos en Caracas y fue enviado a Oslo en mayo para negociar con la oposición. Aparece con camisas entalladas o polos cuando hace declaraciones tranquilizadoras sobre el diálogo y la unidad. Se afeita la cabeza, muy a la moda. Y a pesar de todo, también sonríe.

Bajo Maduro, Venezuela cayó en la disfunción y la condena internacional. El hambre es endémica y la principal industria petrolera sigue involucionando. Maduro es profundamente impopular en medio de la devastación, y como Guaidó no logró desalojarlo, Rodríguez se hace cada vez más notorio a medida que el régimen se reorganiza para un recorrido a largo plazo. En algunos círculos chavistas, su nombre ahora se susurra como la mejor oportunidad del régimen para mantenerse en el poder si una coalición internacional obligara nuevas elecciones.

"Héctor Rodríguez es una figura que agrada; lo ven como un tipo diferente de chavista, abierto al diálogo y capaz de encantar a los miembros de la oposición que una vez fueron partidarios de Chávez", dice Felix Seijas, director de la encuestadora Delphos. "Si se maneja de manera adecuada, podría convertirse en una figura que daría vida al chavismo y lo volvería competitivo".

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Los sucesores naturales de Maduro serían Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente creada por el gobierno de Maduro en 2017 o el ministro de Industrias, Tareck El Aissami. Pero ambos son impopulares y han sido sancionados por EE.UU., que los acusa de lavado de dinero y tráfico de drogas, entre otros delitos. Esto limita su capacidad de acción en un escenario global.

"Ochenta por ciento de la gente rechaza a Maduro, y a nadie le gusta Cabello o El Aissami. Con el surgimiento de un joven líder como Guaidó, la única opción que queda es Héctor Rodríguez", indica el politólogo Luis Salamanca de la Universidad Central de Venezuela en Caracas. "Si se acuerda una elección democrática, Rodríguez sería el candidato".

Rodríguez viajó a Oslo con el ministro de Información, Jorge Rodríguez, y el canciller Jorge Arreaza, dos aliados cercanos de Maduro. Después de las negociaciones no concluyentes, Maduro apareció un par de veces con Rodríguez en la televisión estatal felicitándolo por su esfuerzo.

Rodríguez, que rara vez habla con la prensa y rechazó solicitudes de entrevista, ha llamado la atención en momentos clave. En 2017, cuando Maduro anunció la decisión del país de dejar de pagar su deuda externa, Rodríguez se sentó a su lado en televisión nacional. También se encontraba en el palacio presidencial el 23 de enero, el día en que Guaidó afirmó que la Constitución lo convertía en presidente interino porque el régimen se había robado las elecciones.

Pero Rodríguez cultivó una imagen de potencia local. En lugar de emitir amenazas llamativas contra los estadounidenses, se centra públicamente en combatir el crimen, cultivar las tierras improductivas para las exportaciones de cacao y promover un programa de alimentación en las escuelas de Miranda.

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"Me gusta más Rodríguez que Maduro", dice María Victoria Ballesteros, profesora de una escuela estatal de Miranda. "Maduro no hace nada bien. Si Rodríguez ordena una reparación de carreteras, en realidad aparece para supervisar el trabajo". Pero su imagen oculta sus logros reales. Rodríguez equipó a la policía de Miranda con docenas de vehículos todoterreno, bicicletas y motocicletas y aumentó el número de oficiales.

Pero Miranda reportó la segunda tasa más alta de muertes violentas en Venezuela el año pasado, con 124 homicidios por cada 100.000 personas, según el Observatorio Venezolano de Violencia. Los productores locales de cacao temen que el gobernador monopolice la producción para venderla a sus aliados en China o Turquía. De igual manera, a pesar de sus programas alimentarios, casi 11% de los niños en Miranda de 5 años o menos sufren de desnutrición aguda, según la organización benéfica Caritas.

No obstante lo anterior, algunos partidarios del régimen creen que Rodríguez, relativamente joven y libre de manchas, podría algún día tomar las riendas de la revolución socialista. "Tiene todo el perfil, el compromiso, la madurez, el talento y la trayectoria para asumir una candidatura presidencial", dijo Ricardo Sánchez, miembro de la Asamblea Constituyente que conoce a Rodríguez desde la universidad.

Rodríguez nació en un modesto pueblo costero en el noreste de Venezuela y tiene dos hijos con su esposa, Dubraska Moreno. Primero se destacó como líder estudiantil en la Universidad Central, donde obtuvo una licenciatura en derecho. Si bien respetaba la ideología socialista del fallecido presidente Hugo Chávez, tenía buenas relaciones con estudiantes de la oposición. Incluso admite que es amigo de los legisladores de la oposición como Stalin González y Miguel Pizarro, una confesión audaz en un país que encarcela a disidentes por traición. Desde entonces, Pizarro, por ejemplo, tuvo que huir del país.

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Chávez, quien murió de cáncer en 2013, veía a Rodríguez como alguien que podría perpetuar su programa de redistribución de la riqueza generada por el petróleo de Venezuela. "Rodríguez surge el mismo año que la generación de jóvenes estudiantes como Guaidó", dice Nicmer Evans, politólogo de la Universidad Central y disidente del chavismo. "A Chávez le gustaba por su profundidad conceptual y sus habilidades oratorias. Veía en Rodríguez una especie de generación de relevo".

Rodríguez deslumbró por primera vez a Chávez con sus apasionados discursos durante una ola de protestas en 2007, donde se enfrentó a los activistas estudiantiles después de que el presidente cerró el popular canal RCTV, que tomó una línea editorial opositora. El año siguiente, Chávez lo nombró jefe de gabinete. Desde entonces, ha dirigido ministerios dedicados a la educación, la juventud y el deporte, y dirigió el partido gobernante en la Asamblea Nacional, que desde entonces fue sustituida en la práctica por la Asamblea Constituyente.

En 2017, Rodríguez se convirtió en gobernador de Miranda por un margen de 6% en una elección criticada por la oposición como un fraude. La agencia electoral, controlada por el gobierno, movió docenas de centros de votación a último minuto, desplazando a cerca de 225.000 votantes. Los observadores de la oposición también fueron expulsados por la fuerza de varios centros.

Rodríguez "sabe trabajar en equipo", comenta Víctor Clark, amigo cercano y gobernador del estado de Falcón, quien conoció a Rodríguez en la universidad. "Sabe escuchar y hacer preguntas. Es analítico y disciplinado".

Pero esto podría no ser suficiente. Incluso si Maduro de alguna manera sale de la escena, Rodríguez arrastraría el peso de su ruinosa economía, una tan mala que 4 millones de venezolanos han abandonado el país. Evans dijo que Rodríguez debe saber que su oportunidad para asumir un liderazgo real es limitada. "Él sabe que esto es un desastre y se está hundiendo con el colapso del país", dice Evans.

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