El candidato a la presidencia de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, contrajo matrimonio, un hecho que probablemente lo ayude a rejuvenecer su imagen y a aumentar su atractivo entre los votantes más conservadores.
Lula, de 76 años, se casó con la socióloga Rosângela Silva, de 56, en una ceremonia privada el miércoles en São Paulo. Comenzaron a salir en 2017, pero su relación se hizo pública recién dos años después, mientras el expresidente viudo estaba en prisión cumpliendo una condena por corrupción que luego fue anulada por el máximo tribunal del país.
Desde entonces, Janja, como se apoda a la socióloga, ha sido una figura habitual en los eventos a los que asiste Lula. Presentada inicialmente como su novia y luego como su prometida, asumirá el papel de primera dama si el líder obtiene un tercer mandato en el máximo cargo del país en octubre. Si bien en Brasil ese papel está menos sujeto al escrutinio público que en Estados Unidos, sigue ayudando al presidente a consolidar su imagen como un hombre de familia.
“Lula está tratando de dialogar con un público que tiene una percepción más tradicional de la familia”, sostuvo Mara Telles, profesora de ciencias políticas de la Universidad Federal de Minas Gerais.
El propio Lula ha mencionado repetidamente su boda en comentarios que buscan consolidar esa imagen. Recientemente dijo en Twitter que no estaba simplemente saliendo con Janja, sino que se casaría con ella y asumiría la responsabilidad de la misma manera que quiere “asumir la responsabilidad de Brasil”.
También ha aprovechado la boda para demostrar que tiene energía para volver a ser presidente, al tiempo que ha disipado las preocupaciones de los inversionistas de que podría volver como un líder resentido tras su paso por la cárcel. “Alguien que tiene 76 años, que está enamorado, ¿crees que tiene tiempo para enfadarse?”, dijo hace dos semanas en un acto en São Paulo, abrazando a su prometida.
Janja generalmente ha asumido el papel de animadora en público, pero puertas adentro participa en reuniones con Lula para discutir temas políticos, según contaron dos miembros de su campaña que solicitaron el anonimato por tratarse de asuntos privados.
Lula se casa: quién es "Janja", la socióloga, feminista y militante que conquistó su corazón
En cambio, la primera dama del presidente Jair Bolsonaro, Michelle Bolsonaro, centra su atención sobre todo en los pacientes que padecen enfermedades raras y problemas del habla. Como cristiana evangélica, ha sido fundamental para impulsar la popularidad de su marido entre esa creciente parte de la población y también se le ha pedido que acompañe al presidente en más actos públicos para ayudarle a superar sus altos índices de rechazo entre las votantes femeninas.
La presidenta del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffmann, dijo que Janja es una activista política de larga data que tiene una postura en temas como los derechos de las mujeres y los animales, la cultura y la alimentación saludable.
“Ella no necesita que la guíen para actuar en la campaña”, dijo Hoffman y destacó: “Ella ya lo hace de forma natural y con legitimidad”. Janja rechazó una solicitud para ser entrevistada para este artículo.