El tumor de Wylfran Urdaneta, de once años, había crecido tanto que estaba haciendo presión contra su espina dorsal ,cuando se subió el miércoles a bordo de un helicóptero con destino a un buque-hospital de la Armada de Estados Unidos que flotaba en la costa de Colombia.
El tumor benigno apareció cuando Wylfran y su familia aún estaban en su país, Venezuela. A pesar de que su madre era enfermera quirúrgica en el hospital más grande de Barquisimeto, organizar la operación era casi imposible: cuando reunieron el dinero para los suministros importados, los médicos no se presentaron el día de la cirugía.
Con Wylfran sufriendo de un dolor debilitante en las piernas, era el momento de salir de su país, dijo su madre, Wendy Jiménez. “Si me hubiese quedado, ¿qué pasaría con él? ¿Qué tan mal se pondría?", dijo Jiménez, de 34 años. "No quedaba nada allí. Todos los médicos se fueron".
Evo Morales, uno de los aliados más cercanos de Venezuela, la calificó de "invasión estadounidense oculta a América Latina" y de "amenaza contra Venezuela"
Wylfran y cientos de venezolanos que abandonaron su decadente país hicieron fila esta semana para recibir atención médica gratuita brindada por el buque de la Armada estadounidense Comfort, un supertanker de 894 pies (aproximadamente 273 metros) convertido en un hospital flotante. El barco llegó el domingo a Riohacha, una ciudad costera a 55 millas (88 kilómetros) de la frontera. Cuenta con alrededor de 1.000 médicos, enfermeras y marineros, está equipado con salas de cirugía y su propio laboratorio, y tiene pintada una cruz roja gigante.
El miércoles, Wylfran y su madre abordaron un helicóptero Blackhawk con otros nueve pacientes. Minutos más tarde, subió a bordo del barco de 69.500 toneladas.
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Su misión es tratar hasta 1.000 pacientes por día y realizar decenas de cirugías para inmigrantes y residentes de La Guajira, un departamento de aproximadamente 1 millón de habitantes que se encuentra entre las regiones más desatendidas de Colombia, donde más de la mitad de la población vive en la pobreza. También demuestra poder blando al tiempo que el presidente venezolano Nicolás Maduro, un socialista autocrático, depende cada vez más del apoyo de países como Rusia, Turquía y Corea del Norte.
El buque Comfort, de la Armada de los Estados Unidos, cuenta con alrededor de 1.000 médicos, enfermeras y marineros, está equipado con salas de cirugía y su propio laboratorio, y tiene pintada una cruz roja gigante
La teniente comandante Amanda Antonio, quien dirige uno de los centros médicos de la armada estadounidense en tierra, dijo que los médicos hacen pocas preguntas a los pacientes. "La medicina es un lugar seguro y no queremos que la gente se preocupe por la política en todo esto", seguró. "Solo queremos saber dónde duele".
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La misión del buque Comfort se produce cuando Venezuela continúa cayendo en penurias tras cinco años bajo el mandato de Maduro, lo que ha causado la salida del país de 3 millones de personas. El bolívar ya casi no vale nada. Conseguir alimentos, atención médica básica y medicamentos con cierta regularidad es casi imposible para todos, excepto para los ricos y los círculos internos del gobierno corrupto. Más de 1 millón de venezolanos ya están en Colombia y miles cruzan la frontera de 1.400 millas (2.250 km) todos los días.
A pesar de la crisis, el gobierno de Maduro se ha negado a aceptar ayuda humanitaria de países que considera enemigos u organizaciones no gubernamentales. Las relaciones entre Washington y Caracas son hostiles, mientras que EE.UU. aplica sanciones a los principales funcionarios venezolanos y Maduro sostiene que los estadounidenses traman su derrocamiento.
Antes de que el Comfort comenzara su misión de tres meses en América Latina, el presidente boliviano, Evo Morales, uno de los aliados más cercanos de Venezuela, la calificó de "invasión estadounidense oculta a América Latina" y de "amenaza contra Venezuela". Y China desplegó su propio hospital militar flotante en Septiembre.
En tierra, los médicos, enfermeras y voluntarios establecieron esta semana dos centros médicos en edificios escolares, convirtiendo las aulas en salas de tratamiento para pediatría, dermatología, radiología y medicina general.
"Estoy nervioso por la cirugía, pero feliz", dijo Wylfran. "Creo que mi vida será mejor ahora". La operación de Wylfran está programada para el jueves y, gracias al trabajo de los médicos de la Armada de EE.UU. asistirá a la escuela en enero.
