Panamá informó que se ha quintuplicado la migración a través de las selvas ubicadas en el sur del país, lo que representa un nuevo desafío para el Gobierno de Joe Biden mientras se prepara para retirar las normativas sanitarias que le permitían rechazar el ingreso de migrantes en la frontera.
En enero y febrero de este año, ingresaron a Panamá más de 49.000 migrantes procedentes de Colombia a través de una región conocida como el Tapón del Darién, lo que contrasta con los menos de 9.000 migrantes que entraron al país durante el mismo período de 2022, según datos publicados por el servicio de inmigración de Panamá.
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El mayor número de migrantes provino de Haití, que ha caído en la anarquía en los últimos años, seguido de Ecuador y Venezuela.
Las autoridades panameñas también informaron un aumento de 3.000% en el número de ciudadanos chinos que cruzaron el Tapón del Darién durante el mismo período, 2.198 de ellos hicieron el viaje en enero y febrero.
El gigante asiático puso fin a su política “cero covid” en diciembre, lo que facilitó los viajes al extranjero. Antes de la pandemia, casi ningún chino hacía ese viaje.
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El Tapón de Darién es uno de los lugares más peligrosos y anárquicos del mundo, donde los migrantes podrían desmayar de hambre, ser arrastrados por los ríos o ser asaltados y violados.
Un gran número de venezolanos ingresó a Panamá por el Darién en septiembre y octubre del año pasado pensando que calificarían para asilo en Estados Unidos. Eso se acabó cuando la Administración del presidente Joe Biden amplió una política de la era Trump de enviar a esos refugiados de regreso a México.