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Movimiento antivacunas allana el camino para el regreso del sarampión

Un creciente número de detractores de las vacunas generó un aumento en los casos de sarampión en países como Filipinas y Estados Unidos que amenaza con socavar los esfuerzos para acabar con la enfermedad.

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El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa | Cedoc Perfil

Un creciente número de detractores de las vacunas generó un aumento en los casos de sarampión en países como Filipinas y Estados Unidos que amenaza con socavar los esfuerzos para acabar con la enfermedad.

Los casos mundiales de la enfermedad viral aumentaron en alrededor del 50 por ciento a 2,3 millones el año pasado, según datos de la Organización Mundial de la Salud, que incluyó la "reticencia a la vacunación" en su lista de diez amenazas principales a la salud mundial de este año. Los contagios se han disparado en Israel, Grecia, Madagascar, Ucrania y Venezuela, entre otros países.

Si bien el resurgimiento del sarampión no puede atribuirse a una sola causa, la renuencia de algunos padres a vacunar a sus hijos se ha convertido en un detonante a nivel global. La cautela sobre los efectos secundarios de algunas vacunas, pese a la evidencia que refuta un estudio de 1998 que vinculó las vacunas contra el sarampión, las paperas y la rubéola con el autismo infantil, frustra los intentos de evitar que un millón y medio de niños mueran cada año por enfermedades evitables.

"El movimiento contra la vacunación ha generado mucha desinformación", señaló Howard Zucker, comisionado de salud del estado de Nueva York, en una entrevista. “Tenemos una internet poderosa tendiente a compartir dichos contenidos. Como comisionado de salud, pediatra y papá, eso es desgarrador".

De acuerdo con uno de los planes de acción a 10 años de la OMS, se busca eliminar el sarampión y la rubéola en cinco regiones para 2020, pero los avances están rezagados frente a los hitos.

Sarampion

Los brotes recientes revelan una vulnerabilidad al sarampión, que puede propagarse a través de la tos, los estornudos y el contacto físico, incluso en países donde estaba al borde de la eliminación. La cantidad de personas desprotegidas en ciertas áreas de EE.UU. ahora es suficientemente elevada para permitir la rápida propagación de múltiples amenazas contagiosas, según expertos.

"Luego veremos manifestarse otras enfermedades evitables a través de la vacunación", afirmó Katrina Kretsinger, líder del equipo de la OMS contra el sarampión y la rubéola en Ginebra. "Podríamos ver brotes de sarampión y luego es probable que se observen brotes de difteria".

De acuerdo con la OMS, la difteria, una enfermedad bacteriana que se previene con una inyección que generalmente combina vacunas contra el tétanos y la tos ferina, es mortal en el 5 a 10 por ciento de los casos.

En Filipinas, el último brote de sarampión mató a 70 personas en las primeras seis semanas del año, según el Departamento de Salud.

En Nueva York, se han confirmado más de 200 casos desde octubre, lo que provocó una iniciativa a favor de la vacunación, especialmente entre padres, profesores y rabinos dentro de comunidades judías ortodoxas, en donde el sarampión se introdujo el año pasado a través de viajeros procedentes de Israel, detalló el Comisionado Zucker.

La renuencia a las vacunas ha crecido en EE.UU., Australia y Europa y gana terreno en algunos países de ingresos medios. En Filipinas, las sospechas crecieron después de que funcionarios atribuyeran muertes de niños a una vacuna contra el dengue administrada por el gobierno anterior a partir de abril de 2016, sin aportar pruebas.

Los riesgos de las vacunas aparecen cada vez más como la principal razón para la reticencia a vacunarse en países de ingresos medios como Filipinas y Brasil, eclipsando a barreras anteriores como la falta de conciencia o creencias religiosas, según un informe del año pasado de la OMS e investigadores del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

"En muchos países, no solo en Occidente, los padres han perdido de vista lo que significa tener estos diversos tipos de enfermedades", indicó Kretsinger de la OMS. “Hay un cierto grado de complacencia porque estas enfermedades no son tan visibles como lo han sido en el pasado. No podemos quitar el pie del acelerador en este momento".