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Tarcisio de Freitas, una estrella en el polémico gabinete de Jair Bolsonaro

Para los inversionistas, el nuevo Ministerio de Infraestructura de Brasil se destaca como una notable excepción en un gabinete colmado de controversias y peleas internas.

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Tarcisio de Freitas, ministro de Infraestructura de Brasil | Bloomberg

En los primeros meses del gobierno del presidente Jair Bolsonaro, su gabinete participó en varias controversias, peleas internas y comienzos lentos. Para los inversionistas, el nuevo Ministerio de Infraestructura de Brasil se destaca como una notable excepción.

Desde enero, el ministerio ha subastado 23 activos importantes, incluidos aeropuertos, terminales portuarias y un ferrocarril, cosechando 8.000 millones de reales (US$2.000 millones) en concesiones para el gobierno. No es una suma chica en momentos en que Brasil busca atraer inversiones privadas para reactivar una economía que lucha con el crecimiento lento después de años de recesión, el desempleo que sigue elevado y la persistente incertidumbre.

Tarcisio de Freitas, ingeniero militar de 43 años al frente del ministerio, se ha convertido en uno de los pocos portadores de buenas noticias en el gobierno, ayudando al ministro de Economía, Paulo Guedes, a impulsar una agenda de privatizaciones para sanear las arcas públicas. Ahora abordará una segunda ronda de concesiones que incluye seis puertos, 22 aeropuertos y unos 14.000 kilómetros de carreteras, anunciada por el gobierno el 8 de mayo.

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Freitas, quien ocupó cargos de menor estatus en los gobiernos de Dilma Rousseff y Michel Temer, se describe como un ministro técnico y trabajador con sentido de urgencia para resolver problemas. También se le considera un negociador hábil con un profundo conocimiento de la burocracia estatal, lo que lo distingue en el gabinete de Bolsonaro, que está lleno de nombres de partidos más pequeños o incluso de personas ajenas a la política tradicional brasileña.

"Pregúntele sobre cualquier lugar en Brasil y físicamente ha estado allí", comentó Marcos Lutz, presidente ejecutivo de Cosan, un conglomerado que controla al operador ferroviario más grande de Brasil. "Ha hecho las cosas con rapidez y asertividad, movilizando a quien sea para que las cosas sucedan".

Al igual que Bolsonaro, Freitas es un excapitán del Ejército que participó en la misión de paz de la ONU en Haití a mediados de la década de 2000. Los dos también comparten el gusto por las redes sociales: seguir al ministro en Twitter o Instagram significa estar informado sobre cada puente restaurado, cada reunión con las autoridades, cada viaje por el país.

En marzo de 2019 , cuando cientos de camiones que transportaban soja quedaron atrapados en el lodo en un tramo sin pavimentar de una carretera que cruza la selva amazónica, Freitas viajó al estado de Pará para reunirse con los conductores mientras el Ejército trabajaba para restaurar la vía.

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"Trabajaremos arduamente para que esto nunca vuelva a suceder", aseguró Freitas a los camioneros en un video publicado en su cuenta de Instagram, prometiendo que la llamada carretera BR-163 estará totalmente pavimentada para el próximo año. "Este camino fue abierto por el general Geisel", una referencia al expresidente Ernesto Geisel, quien en la década de 1970 gobernó Brasil durante la dictadura militar, "y lo completará el capitán Bolsonaro".

Cuando los camioneros comenzaron a protestar por los altos precios del combustible el mes pasado, trayendo malos recuerdos de la gran huelga del año pasado, Freitas fue el elegido por Bolsonaro para sellar un acuerdo y evitar otro paro nacional.

Su agenda también incluye un plan para duplicar la capacidad ferroviaria del país y una serie de nuevas concesiones viales, portuarias y aeroportuarias. Aboga por cambios en la legislación para fomentar las inversiones, incluido uno que permita la construcción de ferrocarriles privados.

Los inversionistas extranjeros "se mueren por invertir en Brasil", pero esperan "un gesto" para garantizar la estabilidad del país, dijo el ministro en una conferencia el mes pasado. Freitas se refería a la emblemática reforma de pensiones de Bolsonaro, que según él ha discutido con más de 300 congresistas. Los inversionistas consideran que la propuesta es clave para restaurar la confianza en la nación sudamericana.