El plan de Japón para liberar aguas residuales tratadas procedentes del desastre nuclear de Fukushima cumple con los estándares de seguridad global, dijo el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) tras completar una revisión de dos años.
El organismo consideró que las propuestas de “descargas graduales y controladas del agua tratada” en el Océano Pacífico “tendrían un impacto radiológico insignificante en las personas y el medio ambiente”, dijo el director general, Rafael Grossi, en el prólogo de un informe entregado el martes al primer ministro japonés, Fumio Kishida.
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Los funcionarios del OIEA continuarán revisando la liberación de aguas residuales y realizarán un monitoreo en vivo. La conclusión del estudio de la agencia le permitirá a Japón “tomar las decisiones que desee tomar para continuar y pasar a la siguiente fase”, dijo Grossi en su reunión con Kishida.
Todavía se requiere una evaluación de la instalación de descarga por parte de un regulador nuclear nacional antes de que se fije un calendario para comenzar a verter el agua, equivalente en volumen a unas 500 piscinas olímpicas. Los funcionarios del Gobierno han indicado que las descargas, que podrían demorar décadas, comenzarían durante el verano.
“No permitiré un proceso que dañe a las personas o al medio ambiente en Japón o en todo el mundo”, dijo Kishida a los periodistas. “Seguiré proporcionando información detallada en casa y en el extranjero, sobre una base científica y con un alto grado de transparencia”.
Crítica del gobierno chino
La propuesta, que ha sido duramente criticada por el Gobierno chino y ha provocado protestas públicas en Corea del Sur, enfrenta también oposición de algunos residentes locales y miembros de la industria pesquera de Japón.
China volvió a instar a Japón a detener el plan de verter el agua contaminada al océano, según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores enviado el martes. China también expresó su pesar por el informe de la OIEA que respalda el plan.
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Tokyo Electric Power Co., que opera la central nuclear de Fukushima Dai-ichi, realiza ciclos con agua para mantener fríos el combustible y los escombros en el lugar de la catástrofe. Esa agua contaminada se procesa para eliminar la mayoría de los elementos radiactivos, excepto el tritio, que es más difícil de eliminar en concentraciones bajas.
El líquido se almacena actualmente en unos 1.000 tanques y Tepco planea diluir aún más los residuos con agua de mar antes de liberarlos frente a la costa a través de un túnel subterráneo. El Gobierno de Japón y Tepco argumentan que la eliminación de las aguas residuales y los tanques de almacenamiento es necesaria para permitir el desmantelamiento completo de la central nuclear de Fukushima Dai-ichi, que sufrió una fusión en 2011.
“Este proceso de dilución, y filtrado químico y de otro tipo, no es nada nuevo, es algo que existe en la industria”, dijo Grossi en una sesión informativa separada en Tokio. Muchos países liberan agua que contiene ciertos radionucleidos, entre ellos China, EE.UU. y Corea del Sur, dijo.
Japón buscó el respaldo del OIEA para demostrar que el plan se ajusta a décadas de práctica habitual. El OIEA colaborará con Japón para ofrecer garantías a las naciones vecinas, según Grossi, que confirmó que recientemente había mantenido conversaciones en China.
“Reconocemos que existen preocupaciones”, dijo Grossi, que tiene previsto mantener conversaciones a partir del viernes en Corea del Sur con funcionarios entre los que se encuentra el Ministro de Asuntos Exteriores, Park Jin.