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La primera alza de tasas desde el 2014 enoja a Gobierno ruso

Altos miembros del gobierno del presidente Vladimir Putin todavía están irritados por la decisión del banco central ruso de elevar las tasas de interés la semana pasada Galería de fotos

Economía Rusa
Economía Rusa | Pixabay

Altos miembros del gobierno del presidente Vladimir Putin todavía están irritados por la decisión del banco central ruso de elevar las tasas de interés la semana pasada, según dos personas con conocimiento del tema.

El Banco de Rusia está preocupado por no repetir los pasos en falso que dio al manejar la crisis cambiaria de hace cuatro años y la sorpresiva medida delató señales de pánico, dijeron los funcionarios, que pidieron anonimato para hablar del pensamiento del Kremlin y el gobierno.

Otra persona cercana al Kremlin señaló que el aumento de tasas podía esperar a menos que el banco central creyera que era necesario subirlas para compensar los temores de sanciones inminentes que podían impulsar la salida de capitales y las presiones de devaluación sobre el rublo.

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Los recelos reflejan la constante división en los niveles más altos de elaboración de políticas que se abrió antes de la reunión del banco central del 14 de septiembre. Antes de la polémica decisión, que pronosticó sólo uno de 42 economistas que participaron en una encuesta de Bloomberg, el principal asesor económico del Kremlin calificó el ajuste monetario de “sumamente indeseable”.

Las personas dijeron que las críticas del gobierno mostraban inquietud ante el hecho de que el banco central hubiera actuado preventivamente por la preocupación que le generaba su experiencia de hace cuatro años. En aquel momento, Putin reprendió a los funcionarios por no reaccionar más rápido ante una caída de la moneda que hacía estragos en la economía. Los funcionarios también dijeron sospechar que los altos directivos del banco central padecen un complejo por la forma en que manejaron aquella experiencia.

Las críticas del gobierno mostraban inquietud ante el hecho de que el banco central hubiera actuado preventivamente por la preocupación que le generaba su experiencia de hace cuatro años.

En aquel entonces, después de una tanda de sanciones y del derrumbe del precio del petróleo, el Banco de Rusia vendió alrededor de un quinto de sus reservas de divisas para apuntalar el rublo antes de permitir que cotizara libremente más adelante en 2014. Después de mantener los costos de endeudamiento sin cambios en septiembre de 2014, trató de ponerse al día con dos aumentos de tasas. Pero conforme la crisis crecía como una bola de nieve, los funcionarios finalmente tuvieron que elevar la tasa de referencia 6,5 puntos porcentuales en diciembre de ese año.

El aumento de tasas del viernes pasado fue el primero desde que esa medida de último momento detuvo la corrida contra el rublo. Al hablar después del anuncio, la gobernadora Elvira Nabiullina la explicó como una “rápida respuesta de política monetaria” ante los riesgos inflacionarios que siguieron a una liquidación del rublo.

Cuando Bloomberg le preguntó en una rueda de prensa si la medida era un esfuerzo para calmar al mercado después que comentarios críticos de funcionarios del gobierno pusieron en duda la independencia del banco central, Nabiullina dijo que el banco utiliza pronósticos y análisis para tomar sus decisiones, en consonancia con su objetivo de cumplir con la meta de inflación del 4 por ciento.

“Eso en general es lo que constituye nuestra independencia”, señaló.

El banco central no respondió un pedido de declaraciones.