El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, dijo que Moscú no entrará en negociaciones con Ucrania para poner fin a la guerra, incluso después de sufrir una serie de reveses en el campo de batalla.
El Kremlin no discutirá las demandas de Ucrania de que se retire del territorio ocupado y pague las reparaciones, sostuvo Lavrov en una entrevista con RIA Novosti, servicio de noticias estatal, publicada el jueves. Previamente esta semana, Lavrov señaló que Ucrania debería ceder la soberanía sobre los territorios anexados por Rusia desde que el presidente, Vladímir Putin, ordenó la invasión el 24 de febrero.
Las Naciones Unidas han condenado el “intento de anexión ilegal” de Rusia de cuatro regiones parcialmente ocupadas del este y sur de Ucrania después de que Putin firmara órdenes en septiembre que las integraron a su país.
Las fuerzas ucranianas han reclamado constantemente los territorios mientras hacen retroceder a las tropas rusas con la ayuda de miles de millones de dólares en armas de Estados Unidos y Europa. Aun así, hay indicios de que la guerra puede extenderse hasta bien entrado el próximo año, después de que Rusia recientemente movilizara alrededor de 300 mil reservistas.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba, dijo el lunes en una entrevista con Associated Press que su país quiere celebrar una cumbre de paz en febrero, pero no prevé que Rusia participe. Kiev está dispuesta a mantener conversaciones directas con Moscú solo después de que Rusia se enfrente a un tribunal de crímenes de guerra, dijo.
Por su parte, Lavrov indicó en su entrevista que Rusia no se someterá a ningún tribunal.
El jueves, Rusia desplegó otro bombardeo a gran escala de ataques con misiles en toda Ucrania, continuando su campaña de bombardeo a fuentes de energía y otras infraestructuras en un intento, hasta ahora infructuoso, de aplastar el espíritu de lucha de los ucranianos.
Cuando la guerra se encuentra en su undécimo mes, Putin admitió la semana pasada que las fuerzas rusas enfrentan una situación “extremadamente difícil” en las cuatro regiones ocupadas. En noviembre, Rusia se vio obligada a retirarse de la ciudad sureña de Jersón, la única capital regional que había ocupado durante la guerra.
No obstante, dijo a los altos funcionarios militares que Rusia “no tiene limitaciones” en el gasto del Ejército para la guerra.