A medida que el número de nuevos casos de COVID-19 comienza a disminuir cada día en partes de EE.UU. y los estados consideran revertir las medidas de distanciamiento social, queda una gran incógnita: ¿quién se ha vuelto inmune a la enfermedad y por cuánto tiempo? Cuando el sistema inmunitario del cuerpo encuentra un virus, comienza a trabajar produciendo anticuerpos que pueden reconocer un virus en particular y atacarlo. Comúnmente se piensa que una vez una persona contrae un virus, la inmunidad hace que sea imposible volver a enfermarse del mismo.
Pero es más complicado que eso. La inmunidad es un espectro. Algunos virus resultan en protección de por vida, como los que causan varicela y sarampión. En el otro extremo de ese espectro, el virus de inmunodeficiencia humana, o VIH, generalmente no proporciona ningún escudo protector.
Cuando se trata de SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, aún se sabe poco sobre la respuesta inmune del cuerpo a una infección, asegura George Rutherford, jefe de enfermedades infecciosas y epidemiología global de la Universidad de California en San Francisco. “Eso es algo que llevará un tiempo resolver”.Comprender el nivel de inmunidad viral en los sobrevivientes de COVID-19 será clave para tomar decisiones sobre cómo y cuándo levantar las restricciones. Las pruebas que miden los anticuerpos contra el virus se han promocionado como una parte importante de los esfuerzos para reiniciar la economía y hacer que las personas vuelvan a trabajar.
El estado de Nueva York ha aprobado una prueba de anticuerpos y planea usarla ampliamente. Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas de EE.UU., ha sugerido un futuro en el que “los certificados de inmunidad” serían necesarios para los trabajadores que regresan.Pero todas estas ideas pueden estar adelantándose a sí mismas. Los investigadores primero deben responder dos preguntas clave: ¿cuánto tiempo permanecen los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en el cuerpo y durante cuánto tiempo previenen la reinfección, si es que lo hacen?
Rutherford dijo que idealmente, el SARS-CoV-2 será similar a los virus como el de la rubeola que causa el sarampión y desencadena inmunidad de por vida. En tal escenario, el virus finalmente dejaría de propagarse, lo que se conoce como inmunidad colectiva. “Esta es la esperanza para la COVID-19”, dice Rutherford.
Pero por ahora, eso es todo: una esperanza. Esto se debe a que la inmunidad es una pregunta particularmente complicada cuando se trata de coronavirus, una clase de virus que incluye el SARS y el MERS, así como coronavirus estacionales que causan enfermedades como el resfriado común. Se denominan así por las proteínas con púas con forma de corona que les permiten unirse a sus huéspedes celulares.
“No hay pruebas en este momento de que el desarrollo de una respuesta de anticuerpos sea protectora”, afirma David Walt, profesor de patología en la Escuela de Medicina de Harvard y en el Hospital Brigham and Women’s de Boston. “Todavía no hay evidencia de que las personas no puedan reinfectarse con el virus”.
Los estudios de SARS y MERS, que están estrechamente relacionados con el SARS-CoV-2, han sugerido límites a la respuesta inmune del cuerpo. Un informe de 2007 sobre el SARS demostró que sus anticuerpos se disipan después de un promedio de dos años, haciendo que los pacientes fueran potencialmente vulnerables a la reinfección. Un estudio de MERS halló que los anticuerpos tienden a permanecer un poco más, pero no en todas las personas. Y ninguno de los estudios demostró si la presencia de anticuerpos era protección contra la reinfección.
“El virus más similar a este muestra que no hay una respuesta inmune prolongada”, dice Walt.
La evidencia de estudios anteriores también sugiere que tener un coronavirus una vez no hace a alguien totalmente inmune en el futuro. En 1984, por ejemplo, investigadores del Reino Unido infectaron a voluntarios humanos con un virus estacional y luego los inocularon un año después para evaluar si se habían vuelto inmunes. Los que estuvieron expuestos a la misma cepa del virus no se enfermaron, pero algunos de los expuestos a una cepa ligeramente diferente desarrollaron síntomas de resfriado.
La exposición al virus, concluyeron los investigadores, confirió solo “inmunidad parcial”. Otro estudio publicado en 1990 encontró que en algunas personas, los niveles de anticuerpos contra el virus disminuyeron tanto en el transcurso de un año que incluso la exposición a la misma cepa no necesariamente evitó una segunda infección.
Para complicar las cosas, no todos los anticuerpos son iguales. Solo los llamados “neutralizantes” reducen o previenen la infección al unirse a un virus. Otros tipos de anticuerpos pueden reconocer un patógeno pero no unirse a él.
Hay algunas pruebas recientes y esperanzadoras de que el SARS-CoV-2 desencadena la producción de anticuerpos neutralizantes, dijo Walt. Por ejemplo, las transfusiones de plasma sanguíneo de personas que se han recuperado del nuevo coronavirus al menos parecen tener un impacto positivo en pacientes con COVID-19 en estado crítico. Muchos hospitales han comenzado a emplear este tratamiento y se están realizando estudios al respecto.
Sin embargo, no está claro por cuánto tiempo estos anticuerpos ofrecen protección. La investigación realizada en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Corea del Sur informó que 91 pacientes infectados dieron negativo para el virus y luego dieron positivo nuevamente. Esto podría tener varias causas, incluidos resultados falsos negativos o la eliminación continua de fragmentos de virus incluso después de que alguien se haya recuperado y el virus ya no esté activo en su cuerpo.
Otro estudio preliminar realizado en Shanghái descubrió que algunos pacientes no tenían “respuesta de anticuerpos detectable”, mientras que otros tenían una respuesta muy alta. Esta semana, funcionarios de la Organización Mundial de la Salud dijeron que no está claro si los pacientes con coronavirus recuperados son inmunes a una segunda infección.
“Con respecto a la recuperación y luego a la reinfección, creo que no tenemos las respuestas para eso. Esa es una incógnita, dijo Mike Ryan, director ejecutivo de los programas de emergencias de la OMS, en una conferencia de prensa el lunes.
Para comprender mejor la inmunidad contra el SARS-CoV-2, los investigadores deberán estudiar el progreso de la enfermedad en muchas personas a lo largo del tiempo, tomando varias muestras de los mismos individuos. Cuánto tiempo llevará eso todavía está abierto a mucho debate.
Rutherford de UCSF dice que la evidencia sugiere que la mayoría de las personas probablemente tendrán alguna respuesta inmune al SARS-CoV-2. Dependiendo de cuánto tiempo dure la inmunidad, se pueden requerir vacunas estacionales o refuerzos ocasionales, como para el tétano. “Si podemos lograr que suficientes personas sean inmunes en la población, esto podría desaparecer”, dice. “Simplemente volverá a los murciélagos, o de donde sea que venga”.