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Tras el acuerdo de deuda, Argentina tendrá que definir cuál es su plan

El histórico acuerdo de US$65.000 millones de Argentina con sus acreedores privados simplemente marca la primera etapa de una batalla cuesta arriba para rescatar a su economía, propensa a crisis y cargada de deudas.

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Alberto Fernández recibió el saludo de la número uno del FMI. | Cedoc

El próximo paso del presidente, Alberto Fernández, es comenzar las conversaciones para un nuevo programa del Fondo Monetario Internacional en un contexto tormentoso. Argentina se está sumergiendo aún más en una recesión de tres años que ha aumentado la pobreza, elevado la inflación a cerca de 45% y causado una huida de las multinacionales debido a que el entorno empresarial se vuelve cada vez más difícil en el país.

La pandemia también obstaculiza significativamente el margen de maniobra del Gobierno, con Argentina entre los países con más dificultades para recuperarse del brote, según un ránking de Bloomberg Economics de 75 mercados emergentes.

Argentina se está sumergiendo aún más en una recesión de tres años que ha aumentado la pobreza

Las negociaciones sobre una deuda de US$44.000 millones con el FMI, al que algunos argentinos todavía culpan por el default del país en 2001 cuando colapsó un rescate patrocinado por el fondo, prometen ser un desafío. El Gobierno de Fernández tendrá que equilibrar la necesidad de trazar un camino hacia la sostenibilidad fiscal, en un momento en que Argentina no tiene acceso al crédito, con un entorno político claramente inestable del país.

La restructuración de la deuda es un paso positivo, pero está muy lejos de constituir una solución definitiva a los problemas de Argentina, que hay muchos por delante”, dijo Martin Rapetti, economista del centro de investigación CEDES en Buenos Aires. “Sería muy útil para Argentina tener un programa con el Fondo Monetario Internacional que logre consenso con buena parte del arco político”.

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Kristalina Giorgieva, titular del FMI

La economía va rumbo a una contracción récord de 13,5% este año, según estimaciones de Bank of America Corp. y el Gobierno está financiando un déficit presupuestario cada vez más amplio para controlar las crecientes demandas sociales derivadas del coronavirus a través de la impresión de dinero.

Dúo complicado

Hasta el momento, Fernández está en buenos términos con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, lo que representa un cambio frente a las relaciones turbulentas del pasado entre las administraciones peronistas y la organización de Washington, e incluso frente a las recientes críticas del presidente, que en parte culpó al liderazgo de Christine Lagarde en el FMI de la crisis del país.

No obstante, el personal y la junta del FMI deberán analizar un plan completamente detallado antes de darle la aprobación a su Gobierno, una marca de credibilidad muy necesaria para Argentina después de que continuó apoyando a la nación en medio de su noveno default en mayo. Y el propio Fernández reconoce que no le gusta presentar planes.

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Martín Guzmán, ministro de Economía con uno de sus colaboradores 

“Francamente, no creo en los planes económicos”, dijo Fernández al Financial Times en julio. “Creo en los objetivos que podemos establecernos para que la economía pueda trabajar para lograrlos”.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, el arquitecto detrás del acuerdo de Argentina con los acreedores privados, dijo el martes que los grandes planes “nunca han funcionado en Argentina”.

“Si estamos pensando en presentar un powerpoint en el que definamos acciones rígidas en las cuales nos atamos, no lo vamos hacer”, dijo a la prensa después del acuerdo. “Mantener cierta flexibilidad es fundamental”.

Martín Guzmán dijo que los grandes planes nunca han funcionado en la Argentina

La enorme deuda de Argentina con el FMI, que debería comenzar a pagarse el próximo año, proviene de un intento fallido de rescatar al Gobierno del predecesor de Fernández, Mauricio Macri, en 2018. El programa ha estado efectivamente suspendido desde la inesperada victoria de Fernández en una elección primaria en agosto del año pasado.

Un nuevo programa, que se sumaría a los más de 20 acuerdos con el FMI que el país tiene desde 1958, ya enfrenta grandes riesgos políticos y económicos, según Liliana Rojas-Suárez, una directora del Centro para el Desarrollo Global, con sede en Washington, y exfuncionaria del FMI.

“Ahora está llegando el trabajo difícil y eso requiere voluntad política, y no la veo”, dijo Rojas-Suárez. “No soy muy optimista acerca de lograr un nuevo programa del FMI en el futuro cercano”.

Un punto conflictivo será la dependencia de Argentina del dinero del banco central para financiar su presupuesto y la falta de un ancla del país para reducir la inflación.

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Un punto conflictivo es el uso del dinero del BCRA para financiar presupuesto 

El próximo año, el Gobierno enfrenta elecciones de mitad de período, lo que hace que las reformas económicas difíciles no sean atractivas para Fernández mientras busca fortalecer su base de votantes, dijo Rojas-Suárez. Y su vicepresidenta, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, durante mucho tiempo mantuvo una postura contraria al FMI después de que su Gobierno fuera sancionado por la organización en 2013 por publicar datos inexactos.

El apoyo de Fernández de Kirchner a cualquier acuerdo será importante dada su influencia política. El lunes, en las últimas horas de negociaciones con los acreedores, Guzmán fue al departamento de Fernández de Kirchner en Buenos Aires para discutir los detalles del acuerdo, según una persona con conocimiento directo.

“Buena relación”

Un punto a favor de Argentina es el reciente cambio en el enfoque del FMI hacia adoptar una postura más consciente socialmente, priorizando la reducción de la pobreza e insistiendo menos en la austeridad, dijo el ganador del Premio Nobel Joseph Stiglitz, mentor de Guzmán.

“El papel del FMI ha cambiado”, dijo en una entrevista. Guzmán “fue muy inteligente al trabajar muy de cerca con el FMI en todo lo que estaba haciendo, así que creo que han establecido una muy buena relación”.

Al mismo tiempo, el FMI enfrenta su propio acto de equilibrio entre recuperar su dinero y ser comprensivo con un país necesitado.

“Ellos van a querer ver la situación fiscal controlada con el tiempo y que sea sostenible, mientras muestran una gran empatía hacia Argentina debido al golpe del covid-19”, dijo Mark Sobel, exrepresentante de Estados Unidos en el FMI, ahora en el grupo de expertos del Foro Oficial de Instituciones Monetarias y Financieras.