En un momento dado, varios negociadores del Grupo de los 20 lanzaron sus manos al aire a modo de exasperación y comenzaron a hablar abiertamente de no tener un comunicado para presentar a sus líderes con la idea de que lo firmen el sábado.
La frustración refleja la tensión en torno a la política comercial en una era de resurgimiento del proteccionismo, que ya estaba en marcha antes de que Donald Trump se convirtiera en presidente de Estados Unidos, pero que se aceleró tras su llegada al poder, y la presión que sienten los negociadores después del fracaso de las recientes reuniones a la hora de obtener o sostener un acuerdo final. Ahora mismo, eso significa que el resultado más probable es un documento insípido producido luego de que los "sherpas" negocien hasta la noche del viernes.
Esta podría ser la primera cumbre desde que el G-20 comenzó hace una década que finalice sin una declaración formal. Pero con los líderes ya presentes en Argentina para su encuentro de dos días, el deseo ahora es avanzar hacia algo que se pueda considerar un acuerdo.
Para llegar allí, es probable que los problemas más apremiantes se mencionen solo en términos muy amplios y generales, según al menos cuatro personas con conocimiento directo de las conversaciones. Algunos de ellos comentaron que confían en lograr un comunicado final, aunque sin referirse a su contenido.
El proceso de redacción de un comunicado para esta cumbre fue "increíblemente largo", afirmó la sherpa rusa Svetlana Lukash. "Seguiremos trabajando esta noche y será el quinto día de redacción. Estamos trabajando muy duro. Es muy complicado". Si bien persisten diferencias en temas clave, "creo que todavía tenemos la oportunidad de acordar un comunicado final".
Se espera que quede fuera de la lista cualquier mención de la inquietud que muchos líderes sienten por el brutal asesinato de columnista y crítico Jamal Khashoggi, ocurrido en octubre en el consulado de Arabia Saudita en Estambul. Incluso la propuesta canadiense de incluir una línea que diga que los miembros respetan la libertad de prensa podría no considerarse, ya que tal vez puede sonar un tanto desagradable para naciones como Turquía que también han sido acusadas de abusar de dicha libertad.
También es poco probable que aparezca en el documento una declaración unificada de preocupación por el nuevo ataque ruso a Ucrania. Eso ya fue manejado a través de otra declaración emitida el viernes pasado por los ministros de Relaciones Exteriores del Grupo de los Siete, que no incluye a Rusia. Asimismo, existe un desacuerdo persistente sobre los problemas climáticos, de acuerdo con un funcionario.
Punto de fricción
No obstante, el comercio sigue siendo el mayor punto de conflicto y los negociadores están en desacuerdo sobre cómo describir la creciente tensión a nivel mundial. China y EE.UU., países que encabezan el enfrentamiento comercial, al menos acordaron hacer referencia al sistema de comercio multilateral, un pequeño gesto estadounidense de reconocer las reglas del comercio mundial, según un funcionario. Aun así, algunos personeros europeos ven eso como un fracaso en lo que se refiere a defender el orden existente.
Lo que podrían acordar es algo más tangible y mensurable: el ritmo del crecimiento económico. Mientras continúa la expansión global, el balance de riesgos ha empeorado desde que los ministros de Finanzas se reunieron por última vez en la capital argentina en julio. Es probable que el documento mencione los aumentos de las tasas de interés en EE.UU., los conflictos comerciales y los riesgos geopolíticos como los principales culpables.
"Nadie ve una crisis, pero los riesgos se han hecho más evidentes, el estado de ánimo es más sombrío", comentó el ministro de Hacienda de Brasil, Eduardo Guardia, en una entrevista. "Hay un riesgo frente a nosotros que debe tomarse en serio".