BLOOMBERG

Trump se ve arrastrado por guerra de precios de petróleo

Hay una batalla de poder económico en el parche petrolero mundial y se está convirtiendo rápidamente en una disputa de voluntades entre los líderes de Arabia Saudita, Rusia y Estados Unidos.

donald trump g_20200309
Donald Trump. | AFP

Hay una batalla de poder económico en el parche petrolero mundial y se está convirtiendo rápidamente en una disputa de voluntades entre los líderes de Arabia Saudita, Rusia y Estados Unidos.

Mohammed bin Salman, el príncipe heredero saudí de 34 años, intensificó el martes una guerra por el precio del petróleo con un movimiento para inundar el mercado con crudo, un día después de que el mercado petrolero sufriera su peor retirada desde 1991. Vladimir Putin, de Rusia, ayudó a iniciar la pelea en primer lugar para infligir un golpe a Estados Unidos.

Está en juego el futuro del mercado del petróleo y la industria del shale de EE.UU., y el próximo movimiento del presidente Donald Trump podría ser clave.

trump

Estados Unidos se ha convertido en el mayor productor mundial de petróleo, por lo que ahora es un objetivo para los saudíes y los rusos, que se encuentran justo debajo. Trump, cuya apuesta por la reelección en noviembre se vuelve más difícil con la propagación del coronavirus y cada peldaño descendente en los indicadores económicos clave, prometió el lunes ayudar a las perforadoras de shale de Estados Unidos. Todavía podría ejercer influencia sobre Arabia Saudita, que se beneficia del apoyo militar estadounidense.

Trump llamó al príncipe el lunes para discutir la guerra de precios, según dos personas familiarizadas con la situación.

“Ya no se trata de economía”, asegura Chris Weafer, director ejecutivo de Macro Advisory, una consultora con sede en Moscú. “Los tres están sufriendo a este precio”.

A primera vista, Estados Unidos debería ser el perdedor. Perforar en la cuenca Pérmica del Oeste de Texas y Nuevo México es mucho más costoso que en Siberia o en el desierto saudí. Los productores de shale necesitan un promedio de US$40 a US$50 por barril para alcanzar el punto de equilibrio, según Rystad Energy. Eso está muy por encima de los precios actuales. Los productores ya han sido debilitados por los prestamistas reacios a financiar su perforación y el coronavirus, que ha reducido la demanda en todo el mundo.

Fuerza bruta

Pero la rencilla tiene menos que ver con la economía de los campos petroleros y más con la fuerza bruta. En esa medida, Trump podría parecer estar en una posición más cómoda. Si bien la guerra de precios iniciada por Riad y Moscú se está alimentando directamente de sus propios ingresos petroleros, es probable que ayude a los automovilistas estadounidenses, que son la mayor fuente de demanda de petróleo del mundo.

Trump aplaudió la caída de los precios el lunes, tuiteando que fue “buena para el consumidor”.

Para Riad y Moscú, por otro lado, es cuestión de vida o muerte. Arabia Saudita depende del petróleo para casi el 70% de sus ingresos fiscales, según el Fondo Monetario Internacional. Para Rusia es el 40%, incluido el gas.

Fortalecer las posiciones

Tanto el príncipe Mohammed como Putin han tomado medidas para fortalecer su control autoritario sobre sus países. El príncipe Mohammed hizo encarcelar a dos miembros de alto rango de la familia real saudí durante el fin de semana, bajo la acusación de que estaban planeando un golpe de estado. Putin está revisando la constitución rusa en un movimiento visto como preparación para retener influencia después de su mandato actual, el último dentro de los límites existentes, que finaliza en 2024.

Si la guerra de precios persiste durante meses, la resistencia económica determinaría el ganador. En este aspecto, Arabia Saudita parece estar en una posición más débil. Riad necesita más de US$80 por barril para equilibrar su presupuesto, más que en cualquier otro momento en los últimos 20 años. Si se trata de tocar la alcancía, las reservas de efectivo del reino son de US$500.000 millones, un tercio menos que su pico de 2014.

Políticas domésticas

Rusia, por otro lado, ha pasado los últimos cinco años restableciendo su economía a un precio más bajo del petróleo y reconstruyendo reservas de US$570.000 millones. Si bien el dolor económico sostenido llegaría en un momento incómodo para el Kremlin, ya que Putin ha prometido mejorar el nivel de vida, el presupuesto tiene cierta capacidad de recuperación incorporada. Después del impacto de la caída del precio del petróleo y las sanciones de Estados Unidos en 2014, Moscú ha reducido el precio al que su presupuesto alcanza el equilibrio a US$50 por barril, en comparación con US$115 en 2013. Las empresas rusas pueden obtener ganancias a un precio del petróleo mucho más bajo.

Trump, en cambio, puede sentir el impacto antes en el ámbito político interno. El dolor de la industria petrolera de Estados Unidos podría afectar su popularidad en Texas, que sus oponentes demócratas consideran un posible estado de campo de batalla. La caída de los precios está rebotando en los mercados financieros de EE.UU., un punto débil potencial dada la propia promoción del presidente de los altos precios de las acciones como justificación de su reelección.

“El desencadenante para que Estados Unidos se involucre es si esta caída del precio del petróleo pone en peligro la estabilidad financiera”, asegura Bob McNally, fundador de la consultora petrolera Rapidan Energy Group y exfuncionario de la administración George W. Bush.

De hecho, a pesar del tuit de Trump el lunes, varios funcionarios estadounidenses indicaron que no estaban contentos con la guerra de precios del petróleo que provocó la mayor caída en los mercados de valores desde 2008.

En un comunicado el lunes, el Departamento de Energía de Estados Unidos se refirió a “los intentos de los actores estatales de manipular y conmocionar a los mercados petroleros”.

Si el dolor económico se siente en los tres países, algunos operadores especulan sombríamente sobre el potencial de escalada en la guerra de voluntades. Trump ya ha mostrado su disposición a utilizar aranceles y sanciones para lograr sus objetivos políticos, mientras que Rusia y Arabia Saudita están involucrados en luchas de poder político y militar en todo Medio Oriente y más allá.

“Si fuera el presidente Obama, habría más confianza en que la administración no haría nada y dejaría que el precio del petróleo encuentre su propio nivel”, dice Weafer. “Con el presidente Trump, simplemente no se sabe lo que va a hacer”.