Líderes empresariales estadounidenses y chinos siguen manteniéndose cautelosos tras la decisión del presidente de EE.UU., Donald Trump, de retrasar el aumento de los aranceles, diciendo que es demasiado pronto para regocijarse por el fin de la guerra comercial, ya que ambos países aún tienen un largo camino por recorrer para resolver sus diferencias.
EE.UU. suspenderá su plan de imponer un impuesto del 25 por ciento a los productos chinos el próximo mes luego del progreso de las negociaciones, dijo Trump en una publicación de Twitter. Si bien eso reduce las posibilidades de una escalada del conflicto por ahora, las compañías se reservan el juicio después de casi un año de aranceles, represalias, amenazas y fanfarronadas.
I am pleased to report that the U.S. has made substantial progress in our trade talks with China on important structural issues including intellectual property protection, technology transfer, agriculture, services, currency, and many other issues. As a result of these very......
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) February 24, 2019Esto no les gusta a los autoritariosEl ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.Hoy más que nunca Suscribite
"Este presidente parece cambiar siempre de opinión", comentó Melissa Shu, gerente de exportaciones de E.D. Opto Electrical Lighting, una compañía de repuestos para autos ubicada en la provincia de Jiangsu, este de China. "¿Quién sabe si se retractará de su decisión cuando se despierte al día siguiente?", expresó.
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Incertidumbre. Las compañías que hacen planes sobre sus operaciones en China dijeron que el anuncio contribuye poco para eliminar la incertidumbre. "Cualquier cosa podría pasar en los próximos 60 a 90 a 100 días, dependiendo de las conversaciones", indicó Michael Crotty, fundador y presidente de MKT & Associates, empresa comercial con sede en Shanghái que vende textiles y accesorios que comercializan minoristas como Walmart y Target. "Simplemente no lo sabemos", comentó.
Las empresas y sus defensores se preguntan qué hay detrás de las intenciones de Estados Unidos. En una reunión de la Oficina Oval frente a los reporteros, Trump se enfrentó a su Representante de Comercio, Robert Lighthizer, sobre si llamar a cualquier acuerdo un "memorando de entendimiento".
La terminología no es importante, según Jacob Parker, vicepresidente de operaciones chinas en U.S. China Business Council.
"Desde la perspectiva de la comunidad empresarial, no importa si se llama MOU, acuerdo comercial o brunch del domingo", señaló en una entrevista a Bloomberg Television. "Lo que la comunidad empresarial de EE.UU. quiere que suceda es ver que se eliminan los aranceles", comentó.
Asuntos controvertidos. Para llegar a ese punto, EE.UU. y China deben elaborar un acuerdo sobre temas polémicos, incluida la forma de medir el cumplimiento de Pekín con cualquier acuerdo, según la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Shanghái.
"La falta de detalles sobre lo que se ha acordado hasta ahora significa que nuestras compañías miembros tienen poca idea de si el acuerdo traerá beneficios materiales", dijo Ker Gibbs, presidente de AmCham Shanghai, en un comunicado enviado por correo electrónico.
El grupo empresarial desea que cualquier acuerdo incluya disposiciones sobre la aplicación de los derechos de propiedad intelectual, así como los subsidios para las empresas chinas y las restricciones al acceso al mercado. Incluso las empresas que aceptaron el retraso en los aranceles están moviéndose con cautela.
"Es una gran noticia", dijo el empresario Ben Chu, que ofrece lecciones de negociación de contratos en línea para que los propietarios de fábricas y exportadores chinos les den una ventaja a los compradores estadounidenses. Sin embargo, agregó: "El mercado aún no confía en las palabras de Trump".