Casi una tercera parte de los productores de shale de EE.UU. son técnicamente insolventes con un crudo a US$35 el barril, según Deloitte LLP, lo que pone relieve las dificultades financieras del sector, incluso cuando los precios del petróleo se recuperan de un mínimo histórico a principios de este año.
El West Texas Intermediate avanzó para cerrar a US$39,75 el barril el viernes, un nivel notablemente más alto que en meses anteriores, especialmente en abril, cuando los precios se hundieron en territorio negativo brevemente. Pero el repunte no conseguirá evitar que 15 años de crecimiento de la producción impulsado por deuda pase factura a muchos productores de shale, dijo Deloitte en un estudio. La insolvencia técnica es una forma contable de decir que una empresa se enfrentará a problemas para pagar sus deudas.
“Puede desencadenar muchas secuencias negativas de eventos, incluida la bancarrota”, dijo Deloitte.
“Los nuevos vientos en contra e imprevistos continúan sacudiendo el progreso de la industria”, dijeron Duane Dickson, Kate Hardin y Anshu Mittal, en el informe. “Aunque el precio bajo cero fue una dislocación temporal, esta intensa volatilidad pone de relieve el frágil estado de la industria”.
El shale estaba empezando a afianzar su base y aprendiendo a vivir con un barril de petróleo de US$50 antes de que la pandemia de covid-19 arrasara la demanda mundial de crudo y los precios cayeran. Ahora, los productores de shale podrían tener que reducir sus activos en US$300.000 millones este año, dijo Deloitte. Ello equivale a todo el valor de mercado de Chevron Corp. y Royal Dutch Shell Plc, segunda y tercera petroleras a nivel mundial.
Si bien las depreciaciones son partidas no monetarias, reducen el valor del capital de una empresa y aumentan la relación deuda-capital, una medida clave del endeudamiento utilizado por los prestamistas. El índice de apalancamiento de la industria del shale aumentaría desde 40% a 54% con las depreciaciones.
Ello “puede desencadenar muchas secuencias negativas de eventos, incluida la bancarrota”, dijo Deloitte.
Los problemas financieros de los productores de shale se derivan del enorme crecimiento de la producción durante una década utilizando nuevas tecnologías de fracking financiadas por préstamos masivos y financiamiento de Wall Street.
El auge de la producción llevó a EE.UU. a convertirse en el mayor productor mundial de petróleo y gas. Pero al hacerlo, las empresas gastaron alrededor de US$342.000 millones en efectivo desde 2010, dejando pocos rendimientos para los inversores.
Chisholm Oil & Gas y Extraction Oil & Gas Inc. se declararon en quiebra la semana pasada, sumándose a otras compañías como Whiting Petroleum Corp. y Ultra Petroleum Corp. Por su parte, Chesapeake Energy Corp. y California Resources Corp. han advertido a los inversionistas que podrían incumplir las obligaciones de deuda.
La insolvencia técnica significa que el valor futuro descontado de una empresa a un determinado precio del petróleo es más bajo que sus pasivos netos. El hecho de si una compañía realmente se declara o no en bancarrota de acuerdo con el Capítulo 11 depende del alivio y nuevo crédito otorgado por los bancos.