Un decano de Harvard estaba emocionado. La facultad de pregrado acababa de admitir a descendientes de acaudalados benefactores, y ahora se esperaba que el dinero llegara en cantidades a la universidad.
"Simplemente estoy emocionado por todas las personas que pudo admitir", escribió el 11 de junio de 2014 David Ellwood, entonces decano de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, al decano de admisiones, William Fitzsimmons. "Todas son grandes incorporaciones. [Nombre omitido] ya se comprometió a construir y construir. [Nombre omitido] y [nombre omitido] comprometieron grandes sumas de dinero para becas, antes de las decisiones (de ustedes) y es probable que todos sean destacados en el futuro. Lo más importante es que creo que estas serán excelentes incorporaciones para la generación".
No es ningún secreto que las universidades, especialmente las más selectivas, brindan un trato preferencial a los hijos de benefactores adinerados. Pero el correo electrónico de Ellwood y otros similares, que fueron presentados como evidencia el miércoles en una demanda que acusa a Harvard de discriminación contra los postulantes asiático-estadounidenses, ofrecieron un particular atisbo de hasta dónde puede llegar la universidad para dar cabida a los familiares de los benefactores más grandes.
Si bien no todos los estudiantes de ese tipo logran un codiciado cupo en la clase de primer año, los correos electrónicos sugieren que sí corren con ventaja cuando el personal de admisiones revisa más de 40.000 solicitudes para admitir a solo unos 1.900 estudiantes.
En el juicio en Boston, Students For Fair Admissions, SFFA, (estudiantes por admisiones justas), liderado por el activista opositor de la discriminación positiva Ed Blum, acusa que la escuela limita el número de estudiantes asiático-estadounidenses mientras que amplía el espacio a otros grupos, incluidos deportistas, otras minorías e hijos de profesores, exalumnos e importantes benefactores. Los correos electrónicos, presentados por SFFA durante la declaración de Fitzsimmons, tienen como objetivo mostrar cómo ese último grupo se ve favorecido.
En un segundo correo electrónico, en el que se ocultaron los nombres de los estudiantes y sus familias, un funcionario de desarrollo de Harvard discutía con Fitzsimmons la postulación de otro estudiante con padres acaudalados.
"En el futuro, no veo una oportunidad significativa para otros regalos importantes", escribió el funcionario. "[Nombre omitido] tenía una colección de arte que posiblemente podría cruzarse en nuestro camino. Lo más probable es que vaya al museo [nombre omitido]".
Los deportistas, especialmente aquellos de familias adineradas, son especialmente codiciados, o eso parece.
En un correo electrónico de octubre de 2014, un exentrenador de tenis de la universidad agradeció a un decano por haberse reunido con un postulante que los visitó. "Como era de esperarse, estaba emocionado por conocerlo", escribió el entrenador. "La familia de [nombre omitido] por un tiempo donó [nombre omitido] a Harvard y dos cátedras en los últimos años".
Calificaciones del 1 al 6
En el interrogatorio, Fitzsimmons explicó que Harvard asigna a cada postulante una calificación numérica del 1 al 6 en 14 categorías distintas. Un 1 refleja un fuerte respaldo en el proceso de admisión, mientras que un 6 representa casi ninguna ayuda. El demandante afirma que a los asiático-estadounidenses a menudo se les asigna un 3 en la categoría de "calificación personal", mientras que otras minorías, deportistas e hijos de potenciales benefactores se les asigna un 2 o un 1 en esa categoría.
"Hay algunos [hijos de] benefactores que ingresan y otros que no", dijo el abogado de Harvard, Bill Lee, y agregó que nada respecto del trato que la universidad da a los hijos o familiares de los benefactores "tiene algún efecto en los asiático-estadounidenses".
El miércoles, después de casi tres días de interrogatorio por parte de los abogados de SFFA, Fitzsimmons comenzó a responder las preguntas del abogado de Harvard, describiendo un proceso de admisión impulsado en gran medida por el mérito.
Fitzsimmons dijo que los funcionarios de admisión a menudo ignoraban la "calificación personal".
Y señaló que el personal, compuesto por 40 personas, considera una serie de factores, evaluando los comentarios de los maestros de secundaria, asesores, consejeros y empleadores. Un músico de extraordinario talento, como el violonchelista Yo Yo Ma, de la clase de 1976, podría destacarse por encima de todos los demás, señaló.
La declaración de Fitzsimmons continuará el jueves.