La intención oficial de implementar un nuevo blanqueo informal genera inquietud entre expertos por sus efectos fiscales e institucionales.
Para hablar sobre este tema, Canal E se comunicó con el economista, Francisco Cantamutto, quien comentó que sobre el impacto que tendría una nueva medida de regularización de capitales sin controles claros. “No conocemos la letra chica y esto tiene que ver con que se sabe que está haciendo consultas legales”, explicó en relación con el Gobierno, que aún no definió los términos del esquema que permitiría usar hasta 100.000 dólares no declarados sin rendir cuentas.
“Como gesto resulta contraproducente”, afirmó Cantamutto, al remarcar que este tipo de políticas termina incentivando la evasión y la subdeclaración de ingresos. “Cada pocos meses el Gobierno le va a dar la oportunidad de volver a legalizarlos y pagar menos impuestos”, añadió.
Riesgo de perder credibilidad internacional
Según Cantamutto, el uso recurrente de blanqueos deteriora la reputación del país frente a organismos internacionales. “Nos pone en riesgo frente a la evaluación externa como zona de potenciales maniobras ilícitas de dinero”, sostuvo.
Además, agregó que este tipo de medidas se asocian globalmente a jurisdicciones con baja transparencia fiscal. “La posibilidad de un nuevo blanqueo pondría a la Argentina en una lista gris respecto de zonas de secrecía fiscal”, advirtió el economista.
¿Menos de 100.000 dólares es garantía de legalidad?
Cantamutto refutó la idea de que por debajo de cierto monto el dinero no puede ser ilícito. “No hay ningún tipo de regla fiscal que te indique que por menos de 100.000 proviene de una fuente o no”, remarcó. En ese sentido, alertó sobre la falta de mecanismos que garanticen el origen legal del dinero que se incorporaría al circuito formal.
“Perfectamente se pueden hacer blanqueos de dinero proveniente de la trata de personas, del narcotráfico, del tráfico de armas”, advirtió, al explicar que las organizaciones internacionales insisten en seguir la ruta del dinero como forma de combatir el crimen organizado.
Una práctica que debilita al Estado
Para Cantamutto, estos mecanismos se volvieron una constante en la política fiscal argentina. “Lejos de ser una práctica anómala, es una lamentable práctica de la institucionalidad argentina”, sostuvo.
A su juicio, los blanqueos reiterados no sólo generan beneficios desiguales, sino que socavan la equidad tributaria. “Favorece a los sectores de mayor poder adquisitivo”, aseguró, ya que quienes menos ganan no tienen margen para eludir o esconder ingresos.
Antecedentes: del consumo a la recaudación
Cantamutto recordó que no todos los blanqueos fueron iguales. Algunos, como el impulsado por Cristina Fernández de Kirchner, estuvieron vinculados a inversiones productivas. “Se podían blanquear capitales para destinar a la construcción o refacción de viviendas”, explicó.
Otros, como los ejecutados por Juntos por el Cambio y por el actual Gobierno en 2023, se destacaron por su volumen. “El más amplio fue el de Juntos por el Cambio, que superó los 100.000 millones de dólares”, indicó.
Para finalizar, el economista agregó que, la implementación de un nuevo blanqueo, aunque encubierto, podría tener efectos duraderos sobre la legitimidad del sistema fiscal. “Actúa contra la posibilidad de una recaudación eficaz, eficiente y justa”, cerró.