El Gobierno de Javier Milei pondrá en funcionamiento el plan B para llegar este año al déficit cero y la intención sería hacerlo a través del recorte de gastos presupuestarios como las transferencias a las provincias, la obra pública y los subsidios.
El gasto público
Canal E dialogó con el economista Daniel Sticco quien expresó que el Plan B es “descansar toda la reducción del déficit fiscal en el gasto público”.
Según el periodista, de los 11,4 billones de déficit fiscal con el que se cerró el 2023, 10,7 billones es lo que llaman “transferencias al sector privado”, que en su mayor parte corresponde a subsidios, otras que “van destinadas a cubrir el déficit de las empresas públicas” y también las que se “disfrazaron de obras públicas que nunca se ejecutaron”.
En ese sentido, Sticco expresó que el Gobierno sostiene que si “el Congreso no vota a favor” tendrá que “desistir del paquete fiscal de aumentar retenciones y concentrar todo el recorte del gasto en el Plan B”.
Impuestos, gastos, planes y empresas públicas
Con respecto a la procedencia de los 5200 millones de dólares adicionales para llevar adelante el plan, el economista sostuvo que, “salen básicamente de recortar toda la obra pública”. Y agregó: “Las provincias que necesiten encarar obras imprescindibles, van a tener que gestionar con el sector privado y cuando la economía empieza a normalizarse, el Estado se va a hacer cargo de pagarla”.
Para Sticco, “hay que desregular y desarmar toda una maraña de impuestos y de excesos de gastos; y terminar el financiamiento del déficit de las empresas públicas”. Y continuó: “Hay que revisar los planes asistenciales”.
En relación, el economista recordó que la ministra de Desarrollo Humano dio de baja 27.000 planes Trabajar Progresar que significan “2 mil millones de pesos de ahorro mensual y unos 24 mil millones”.
Para cerrar, expresó: “Se le estaba pagando a gente que incluso estaba fallecida, cuando los jubilados, incluso con aportes; cobran 150 mil pesos”.
