Desde Los Ángeles, el periodista Henrik Rehbinder conversó con Canal E sobre el endurecimiento de la política migratoria en Estados Unidos durante la gestión de Donald Trump. En una entrevista cargada de revelaciones, explicó cómo se cuadruplicó el presupuesto del Departamento de Inmigración, detalló deportaciones a países en guerra civil como Sudán y advirtió sobre una ofensiva interna para quitar ciudadanías a personas naturalizadas. También se refirió a la interna en la Casa Blanca entre el propio Trump y su ala más radical, liderada por Stephen Miller.
Un presupuesto récord para controlar la inmigración
Rehbinder explicó que el Departamento de Inmigración se convirtió en la agencia policial más financiada del gobierno federal. “Le cuatriplicó el presupuesto”, afirmó, al pasar de 30.000 millones de dólares a un paquete de 170.000 millones. Esta inyección de recursos tiene como objetivo reforzar el reclutamiento e incrementar las acciones de control migratorio en todo el país.
Deportaciones a terceros países sin garantías
Una de las cuestiones más inquietantes señaladas por Rehbinder es que, gracias a una decisión de la Corte Suprema, el gobierno de Trump ya está deportando inmigrantes a terceros países, incluso sin garantías mínimas de derechos humanos. “Ya no importa si los van a torturar o no”, aseguró el periodista, citando un memorando interno del gobierno.
Entre los casos concretos, mencionó inmigrantes venezolanos, mexicanos y cubanos deportados a Sudán, en plena guerra civil, y a un reino africano llamado Eswatini. También advirtió que algunos países, como El Congo, directamente los sueltan, mientras que en Sudán los mantienen encarcelados.
Los países receptores: entre el negocio y el alineamiento
En cuanto a los países que aceptan recibir a los deportados, Rehbinder explicó que algunos, como El Salvador, lo ven como un negocio, ya que reciben dinero del gobierno estadounidense por mantener a los migrantes en su territorio. Otros países africanos lo hacen por “quedar bien con el gobierno de Trump”. Según explicó, estas personas no están bajo la jurisdicción del país receptor, sino del propio EE.UU. en muchos casos.
Ciudadanías en revisión y visas más caras
Rehbinder también alertó sobre una nueva ofensiva oficial para quitar ciudadanías a personas naturalizadas, buscando inconsistencias o mentiras en sus trámites migratorios. “Se están revisando las ciudadanías intensamente y se están quitando”, afirmó.
Además, comentó que, en este contexto, las visas se han encarecido, con subas como la que se aplicará a partir del 1 de octubre para argentinos: pasará de 185 a 435 dólares, sin garantía de aprobación. “Es una política para desalentar el arribo de gente y hacer todo más engorroso”, dijo.
El impacto en ex adictos y el poder de los agentes migratorios
Consultado sobre las personas con antecedentes de adicción, Rehbinder afirmó que cualquier excusa es válida hoy para rechazar una visa. “La de ser adicto o ex adicto queda a discreción del agente migratorio”, explicó. Añadió que los agentes de migración tienen más poder que un policía, incluso pueden revisar el teléfono de un ciudadano estadounidense, algo que no puede hacer un agente regular sin orden judicial.
La interna en la Casa Blanca: Trump vs. Stephen Miller
Finalmente, Rehbinder se refirió a una fuerte puja interna dentro del gobierno de Trump entre el propio presidente —que muestra cierta empatía hacia los empleadores— y Stephen Miller, subjefe de gabinete y principal responsable de la línea dura migratoria. Trump, hotelero, llegó a decir públicamente que la falta de inmigrantes afecta al turismo y al campo, pero fue desmentido por su propia administración.
“El mensaje que le dan es que si afloja, va a parecer débil, y nada activa más a Trump que decirle que parece débil”, sostuvo Rehbinder, en alusión a cómo se terminan endureciendo aún más las decisiones migratorias.