Perfil
CANAL E
Sector laboral

Gastón Alonso: “Hay que diferenciar crecimiento de empleo porque la actividad crece, pero el trabajo cae”

El economista advierte sobre una desconexión cada vez más evidente entre el crecimiento económico y la generación de empleo.

pymes
Pymes | FEBA

La economía argentina muestra un crecimiento sostenido impulsado por sectores extractivos, pero ese avance no se traduce en más empleo, alertó el economista Gastón Alonso en diálogo con Canal E.

Crecimiento económico sin creación de empleo

Estamos en un modelo económico que sí genera crecimiento en la actividad, pero no en el empleo”, afirmó el economista al analizar los datos del primer trimestre de 2025. Si bien el PBI creció un 5,8% interanual, “el desempleo también creció, aunque poco: de 7,7% a 7,9%”.

Alonso explicó que esta paradoja responde al tipo de sectores que lideran el crecimiento: “Minería, agro y petróleo son intensivos en recursos naturales, no en mano de obra”. Por el contrario, rubros con alta demanda de trabajadores como la construcción y la industria siguen en caída: “La construcción tiene entre 60.000 y 80.000 empleos menos que en 2023 y la industria perdió unos 30.000”.

Un modelo extractivo que no derrama

El economista subrayó que “la generación de riqueza en los sectores extractivos es muy grande, pero eso no va acompañado por empleo”. La minería, por ejemplo, aporta ingresos a los inversores y a las provincias, “pero no genera un ecosistema productivo local porque no se desarrollan proveedores ni empleo a gran escala”.

La implementación del RIGI, que obliga solo en un 20% a contratar mano de obra o maquinaria nacional, limita aún más ese potencial. Según Alonso, “esos requisitos terminan siendo desechados por criterios de competencia internacional”, lo que impide el crecimiento de industrias complementarias locales.

Consumo récord… pero importado

Una de las sorpresas del primer trimestre fue el récord en el consumo privado. “El consumo alcanzó niveles históricos, pero no es el consumo de la clase media”, aclaró Alonso. Gran parte del aumento se debe a bienes durables como autos, motos y electrónicos, “con récords de venta desde 2018”.

No obstante, muchos de estos bienes no son de producción nacional: “Se invirtió la composición, ahora la mayoría de los autos vendidos son importados”. Las importaciones aumentaron un 42,8% interanual y representaron el 32% del PBI, “el nivel más alto en la serie histórica”.

Dólares por deuda y riesgo cambiario post-cosecha

El fuerte incremento de importaciones plantea una presión significativa sobre la demanda de dólares. Alonso alertó que “la economía está sosteniéndose por endeudamiento externo y liquidaciones temporales del agro”. La rebaja temporal de retenciones al campo generó una mayor oferta de divisas, pero esta terminará en junio.

Julio, agosto y septiembre serán meses clave para ver cómo se sostiene la estabilidad cambiaria sin esa oferta fuerte de dólares”, sostuvo. Además, el gobierno eliminó recientemente la restricción a capitales extranjeros para facilitar el ingreso de divisas, “lo que evidencia una necesidad urgente de dólares para sostener la actividad”.

Impacto directo sobre el consumo interno

El deterioro del empleo no solo afecta a quienes pierden su trabajo, sino también a toda la economía. Alonso explicó: “La pérdida de empleo afecta la masa salarial, que es la cantidad de trabajadores multiplicado por sus sueldos”. Si baja la cantidad de personas empleadas, disminuye el dinero disponible para consumir, lo que afecta a todos los comercios y sectores productivos.

En este contexto, aunque haya indicadores positivos de actividad, el efecto no llega a la mayoría: “Hay que diferenciar crecimiento de empleo. La actividad crece, pero el trabajo cae, y eso es una señal de alerta”.