En diálogo con Canal E, el historiador y docente de Ciencia Política, Lucas Luchilo, analizó las razones que explican el fuerte crecimiento de la emigración argentina en los últimos años.
Cambio de paradigma migratorio
“La Argentina pasó de ser un país receptor a uno emisor de migrantes”, explicó Luchilo, quien destacó que este fenómeno se aceleró desde 2018 con una combinación de factores internos y externos. Según datos oficiales, “alrededor de 300 mil argentinos dejaron el país entre 2018 y la actualidad”, señaló el especialista.
Al analizar los últimos censos, Luchilo observó una transformación en el perfil migratorio del país: “Cayó la cantidad de personas nacidas en países limítrofes como Paraguay, Bolivia, Chile y Uruguay”, mientras que el único incremento migratorio en los últimos años se debió a la llegada de venezolanos, producto de la crisis en ese país.
La migración económica regional, tradicional entre los 90 y los 2000, “se estancó o se redujo significativamente”, mientras que creció la emigración de argentinos hacia destinos como España, Estados Unidos y países limítrofes. En particular, España se convirtió en un foco clave, no sólo por su mercado laboral sino también por las redes migratorias que facilitan la llegada: “Hay cadenas migratorias que permiten una llegada más fácil: familiares, amigos o conocidos que ya están allá”, describió.
Factores de expulsión y atracción
Luchilo marcó dos grandes oleadas migratorias recientes. La primera, entre 2000 y 2008, motivada por “las condiciones económicas críticas del país en ese entonces”, y la segunda, desde 2018, impulsada por un creciente desaliento social. “Se da una pérdida de expectativas, de horizontes. Entonces, la inmigración aparece como una salida posible”, resumió.
En simultáneo, los países receptores –como España– comenzaron a demandar más trabajadores. “Desde mediados de 2010, España sale de la recesión de 2008 y empieza a requerir mano de obra”, afirmó, lo que se combinó con el descontento argentino: “Es esa convergencia la que produce el circuito migratorio actual”.
La ley de nietos también tuvo un rol importante, ya que facilita el acceso a la ciudadanía europea para descendientes de españoles. Esto, según Luchilo, “permite a muchos argentinos contar con un plan B frente a la inestabilidad local”.
En cuanto a la migración venezolana, comenzó en 2015 y fue “una migración desesperada, de gente que se fue como pudo”. Si bien llegaron unos 200 mil venezolanos a Argentina, Luchilo remarcó que “la mayoría de ellos se dirigió a destinos más cercanos como Colombia, Perú o Ecuador”, y sólo una minoría optó por países más lejanos como Argentina o España.
Para el historiador, la explicación de este nuevo ciclo migratorio argentino se resume en tres ejes: condiciones económicas locales, oportunidades laborales en el exterior y redes sociales que facilitan la salida. “Hoy la gente no emigra solo por necesidad, sino también porque ya tiene a alguien allá que la puede recibir”, concluyó.