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María Victoria Boix: “La inteligencia artificial puede hacer al Estado más inteligente”

La investigadora de CIPPEC explicó cómo el uso estratégico de IA puede transformar la gestión pública en Argentina.

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Inteligencia Artificial | Cedoc

En diálogo con Canal E, María Victoria Boix, investigadora principal de CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), destacó el rol clave de la inteligencia artificial en mejorar la eficiencia del Estado y prevenir problemáticas sociales como la deserción escolar.

IA y datos: el paso previo para un Estado más eficiente

La incorporación de inteligencia artificial en el sector público está avanzando, pero “para que sea efectiva, necesitamos datos limpios, transparentes y de alta calidad”, remarcó Boix. Desde CIPPEC vienen impulsando iniciativas que apuntan a mejorar los procesos internos del Estado, pero advierten que sin una base sólida de datos, la IA no puede cumplir su función predictiva ni automatizadora.

Un ejemplo concreto es el desarrollo de sistemas de alerta temprana para prevenir la deserción escolar. Según Boix, “la IA permite hacer predicciones a partir de patrones e indicadores”, como calificaciones, ausentismo o cambios emocionales detectados por los docentes. Estos datos se cruzan para “generar una especie de semáforo que alerta sobre situaciones de riesgo”, explicó. Así, los gabinetes pedagógicos pueden intervenir antes de que el estudiante abandone el sistema educativo.

De los microbasurales a las bibliotecas digitales

La IA también se está usando para mejorar el ambiente urbano. “En Mendoza están identificando microbasurales a cielo abierto con imágenes satelitales”, contó Boix. Gracias a esto, el Estado puede actuar con rapidez y reducir los impactos ambientales y sociales.

En Neuquén, por otro lado, se trabaja en una biblioteca normativa digital que organiza la legislación de los últimos 20 años. “Eso ya lo está procesando la inteligencia artificial, y el humano no tiene que buscar cada normativa en el boletín oficial”, ejemplificó la investigadora.

Otro campo donde la IA gana terreno es el de los chatbots. Estas herramientas permiten que el ciudadano acceda a información de forma inmediata y sin depender del horario de atención. “Antes tenías que esperar a que te atienda una persona; ahora lo resuelve una IA en cualquier momento”, subrayó.

El desafío: ética, transparencia y supervisión humana

Boix fue clara sobre los riesgos del uso desmedido de la IA: “la responsabilidad final siempre tiene que estar en manos humanas”. Por eso, subraya que los procesos deben ser transparentes, auditables y abiertos a la sociedad civil y el sector privado.

Sobre casos sensibles como el judicial o el acceso a derechos sociales, advirtió que “los sesgos en los datos pueden generar discriminación o exclusión”, por lo que la implementación de IA debe contemplar una supervisión estricta y responsable.

Desde CIPPEC trabajan en una guía para gobiernos provinciales y municipales, con el objetivo de que la adopción de inteligencia artificial sea proactiva, segura y ética. Además, impulsan comunidades de práctica para compartir aprendizajes y errores en la aplicación de estas tecnologías.

La inteligencia artificial puede facilitar muchos procesos que hoy se hacen de forma manual”, concluyó.