En diálogo con Canal E, Martín Morgenstern, especialista en economía de la salud, afirmó que el avance de la edición genética transformará radicalmente los tratamientos médicos en las próximas décadas.
Según el entrevistado, las nuevas investigaciones con tecnología CRISPR abren un horizonte inédito para el manejo del colesterol y otras patologías. Según explicó, esta técnica permite alterar genes específicos para modificar procesos biológicos que antes se daban por inevitables.
El caso más reciente proviene del Instituto Cardiovascular de Cleveland, donde investigadores detectaron por casualidad la inactivación natural del gen ANGPTL3 en un grupo de personas. Morgenstern detalló que “cuando ese gen no se activa, la persona prácticamente no desarrolla colesterol ni triglicéridos altos durante toda su vida”. El hallazgo impulsó a los científicos a reproducir esa mutación mediante edición genética, y los resultados fueron sorprendentes: los niveles de colesterol se redujeron 50% de manera inmediata.
Edición genética vs. medicamentos tradicionales
Morgenstern explicó que los tratamientos actuales para el colesterol, como las estatinas, “no son gratuitos” y pueden causar efectos adversos. Frente a ese escenario, la edición genética se presenta como una opción más precisa y menos dependiente del uso crónico de fármacos. “Esto abre un nuevo sendero: ya no hablamos solo de tratar cáncer, sino de intervenir otras condiciones que afectan a millones de personas”, enfatizó.
Consultado sobre si estas mutaciones inducidas podrían derivar en mecanismos de autorregulación del cuerpo, el especialista fue contundente: “El futuro de la medicina es la edición genética; las píldoras mágicas dejan de ser el destino”. Sin embargo, advirtió que siempre existen riesgos asociados, dado que cualquier activación genética debe realizarse con precisión para evitar efectos imprevistos.
Recordó además que ya existen casos probados de pacientes con cáncer terminal que lograron eliminar totalmente la enfermedad mediante edición genética experimental. Aun así, señaló que persisten tensiones entre los intereses de investigación pública y la industria farmacéutica, que suele orientar sus inversiones hacia compuestos replicables y patentables.
Patentes, biología y dilemas éticos
El especialista explicó que el modelo tradicional de la industria se basa en fórmulas genéricas aplicables a múltiples enfermedades, estrategia que difiere radicalmente de la intervención genética personalizada. En este sentido, remarcó que el sistema de patentes presenta límites cuando se trata de elementos biológicos: desde animales modificados hasta genes humanos patentados por laboratorios. “Son debates complejos y abiertos, porque definir qué es apropiable en biología sigue siendo problemático”, sostuvo.
Finalmente, Morgenstern destacó la necesidad de que los países inviertan directamente en investigación académica y no solo en desarrollos industriales. Su llamado apunta a fortalecer la ciencia pública y la formación crítica de profesionales: “Lo importante es distinguir entre afirmaciones científicas reales y las que son puro marketing”.