La ética y la política se relacionan de manera esencial para combatir los hechos de corrupción que puedan atravesar un país y utilizar de manera correcta los fondos públicos. Con el fin de ampliar este panorama, este medio se puso en comunicación con el rabino y doctor en filosofía, Fishel Szlajen.
“La política se tiene que nutrir de la ética porque la responsabilidad es una de las mayores que le cabe en un Estado que es la representación pública y el manejo de fondos públicos”, comentó Fishel Szlajen. “En Argentina, cuando todo el tiempo se focaliza el problema en lo económico, aunque represente una urgencia, la verdad que no es más que atacar un síntoma de la corrupción política”, agregó.
Enfocarse en el problema económico no es más que atacar un síntoma de la corrupción
Posteriormente, Szlajen planteó: “Es la propia corrupción política o la falta de ética en la política lo que se llama el mal radical”. Luego, manifestó que, “la inflación, la pobreza y la inseguridad son unas tantas consecuencias por fraude en la administración, el desvío de recursos y la ineficiencia en la gestión y el gasto público”.
“Los funcionarios son el reflejo de la sociedad a quienes ellos representan porque surgen de ahí”, sostuvo el entrevistado. En relación a este tema, expresó: “Existe la pregunta de si los gobernantes son los que el pueblo representa y merecen o al revés, la respuesta es muy sencilla, ni lo uno ni lo otro, lo único que hay que saber es que es más fácil cambiar al representante que al pueblo”.
La necesidad de penalizar la “mala” praxis política
Por otro lado, el doctor en filosofía señaló: “La ética va a ayudar a que la Argentina salga del contexto de irracionalidad, que tiene constantemente tanto en las acciones como en las decisiones, y empezar a penalizar la mala praxis política, que en Argentina no se penaliza”. Sobre la misma línea, remarcó que, “al no haber un sistema de gestión integral de rendición de cuentas con penalizaciones, resulta gratis la mala praxis política y al resultar gratis se fomenta”.
Para finalizar, Szlajen dijo que, “en Argentina la ejemplaridad personal, la autoridad moral ya no son lo que eran en tiempos pasados un activo invaluable de la política. La autoridad moral ya dejó de ser válida en cuanto a la presunción de que de ella depende la credibilidad personal del dirigente”.
