El análisis de la evolución de la pandemia de Covid-19 registrada en otros países, indica que el 80% de los casos transcurre de forma leve. En tanto, el 20% restante de los casos corresponde a pacientes moderados o graves, y sólo un 5% de ellos reviste el carácter de críticos: éstos últimos son quienes requieren la ocupación de camas de terapia intensiva.
En la actualidad, según datos del Ministerio de Salud de la Nación, Argentina dispone de 2.516 camas de terapia intensiva para adultos en el sector público de todo el país, mientras que el sector privado suma otras 5.928. Ambos subsectores suman un total de 8.444 camas críticas. El 70 a 80% de estas camas cuentan con respiradores artificiales, necesarios para los casos más graves.
Una hipótesis que pronostica un impacto medio de la pandemia de Covid-19, indica que serian 250 mil los pacientes afectados y se requerirán para el momento pico 6.000 camas de terapia intensiva a la vez. Por eso el Gobierno nacional ya trabaja en incorporar a corto plazo unas 2.500 camas adicionales en el nivel público. “Nos estamos preparando como para una guerra”, sostienen.
Cómo trabajan contra reloj las fábricas argentinas de respiradores artificiales
Sin embargo, reconocen que “es difícil llegar a este número” debido a la escasez mundial de insumos como respiradores, monitores multiparamétricos y otros equipos asociados. En ese sentido, se está trabajando con el Ministerio de Producción para generar estímulos y financiamiento a las empresas para incrementar la producción nacional de estos insumos.
El Ministerio también está promoviendo una normativa que obliga a todos los establecimientos públicos y privados a llevar un registro de recurso críticos, en especial las camas de terapias intensivas. Además, se recomendó a todo el sistema de salud suspender las cirugías programadas, siempre que el estado de salud del paciente lo permita. “Tenemos disponible la mitad de las camas del sistema de salud. La situación no nos toma desprevenidos, si la curva se acelera y hay muchos casos en cuestión de días, estamos preparados”, aseguran.
Para garantizar un stock adecuado de camas críticas, la cartera sanitaria nacional puso en marcha una articulación con las cámaras empresarias que nuclean a las clínicas, sanatorios y hospitales privados, y también obras sociales. “Aca no se salva nadie solo”, repiten y ponen el ejemplo del PAMI. “Se sabe que uno de los grupos más vulnerables son los mayores de 60 años. La red asistencial no puede dar ni un 15% de la respuesta que el PAMI va a necesitar. Allí deben aparecer el resto de las camas del sector privado, la seguridad social y fundamentalmente el Estado”.
Cuántos respiradores tienen los hospitales de Argentina y cuántos hacen falta
Otro de los proyectos bajo análisis es armar una red de derivación, que los pacientes vayan al lugar más conveniente. En ese sentido, se piensa en concentrar los casos de coronavirus en algunos lugares, que haya hospitales que solo asisten a pacientes con Covid-19 (o que tengan un sector específico para eso) con el objetivo de disminuir el riesgo de contagio y tener un grupo de trabajadores de la salud bien entrenados. Este modelo ya está en marcha en algunas provincias como Catamarca, Jujuy y Tierra del Fuego. El lunes se inauguró en el Hospital Posadas una nueva terapia intensiva con 70 camas para adultos y un área exclusiva para aislamiento respiratorio,
Uno de los puntos críticos es contar con suficiente personal de salud especializado. Se analiza que los terapistas del país no alcanzará a cubrir el aumento de la capacidad instalada, sumado a que muchos integrantes de los equipos que se contagien de Covid-19 deberán entrar en cuarentena junto con sus equipos. El Ministerio llegó a un consenso con la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), para que profesionales de otras áreas cubran los puestos en las terapias intensivas del país.
Para esto, se lanzó un registro de voluntarios que cuenta con 3.000 profesionales de diferentes especialidades médicas inscriptos con el objeto de sumarse a los equipos asistenciales en el contexto de la pandemia. A través de videoconferencias, los voluntarios recibieron una capacitación a distancia a cargo de especialistas de la SATI. Además, se puso en marcha el “botón rojo”, un dispositivo de emergencias para que cualquier médico, enfermero o kinesiólogo, pueda realizar una consulta con un especialista de la SATI mediante una videoconferencia.
