China lanzó el Cohete Gran Marcha-5 junto a la sonda lunar Chang’e-5 a bordo desde el Centro de Lanzamiento Espacial de Wenchang, localizado en la costa de Hainan, en dirección a la Luna. El objetivo de dicho viaje es recabar muestras de la superficie lunar, como lo son rocas y polvo, para poder entender la actividad volcánica del satélite, su historia y evolución.
La misión que emprendió la nave oriental este 24 de noviembre es una de las más complicadas y desafiantes de la historia aeroespacial china. Permitirá promover el desarrollo científico y tecnológico de la región asiática. El subdirector del Centro de Exploración Lunar y del Programa Espacial de la Administración Nacional del Espacio, Pei Zhaoyu, añadió que es también una oportunidad para sentar las bases de futuros alunizajes provistos para 2030.
Según información recabada por la agencia de noticias Xinhua, dicho cohete aterrizará en la región noroccidental del satélite sobre una sección denominada Océano de Tormentas, localizada en una de las caras visibles de la Luna. Su llegada está estipulada para concretarse a fines del mes de noviembre.
El Chang’e-5 cuenta con la capacidad suficiente para albergar en su interior un valor estimado de dos kilogramos de muestras lunares. Una vez dichas muestras ingresen a la tierra, serán analizadas de manera sistémica mediante estudios a largo plazo.
El regreso del cohete, siempre y cuando no se presenten inconvenientes previos que puedan retrasarlo, está programado para inicios o mediados del mes de diciembre.
La primera operación de esta índole fue llevada a cabo por la antigua Unión Soviética en 1976. Estados Unidos realizó un intento previo en 1972 pero, a diferencia del accionario de las otras dos potencias mundiales, las muestras fueron recogidas directamente por los astronautas.
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