CIENCIA
"Una sociedad pacífica"

Descubren en Perú una ciudad de 3800 años: templos, rituales y un hallazgo que reescribe la historia de América

Se trata del sitio arqueológico de Peñico, ubicado al norte de Lima, que acaba de abrir sus puertas tras ocho años de excavaciones. Con casi cuatro milenios de antigüedad, revela cómo vivía la civilización Caral, una de las más antiguas y pacíficas del mundo.

La ciudad milenaria de Peñico, en Perú
La ciudad milenaria de Peñico, en Perú | Ministerio de Cultura de Perú

A cuatro horas al norte de Lima (Perú), en las pendientes ocres del valle de Supe, un grupo de arqueólogos confirmó el hallazgo de Peñico, una ciudad de casi 3.800 años vinculada a la civilización Caral. El descubrimiento incluye templos ceremoniales, plazas urbanas y objetos rituales que, según los investigadores, reescriben la historia del urbanismo en América.

El yacimiento está compuesto por unas 18 estructuras que incluyen edificios monumentales, espacios residenciales y recintos ceremoniales. En ellos se hallaron esculturas de barro, collares, huesos tallados, flautas y pututus (trompetas hechas con conchas marinas), lo que demuestra la importancia del arte y la música en la vida de esta sociedad.

Más allá de la arquitectura, el hallazgo es relevante porque ofrece evidencia de que los caralinos aprendieron a adaptarse a los desastres naturales sin recurrir a la guerra, algo que los distingue de otras civilizaciones antiguas como los mayas, los aztecas o los incas. “Peñico continúa la visión de la civilización caral de una vida sin conflictos”, explicó Ruth Shady, la líder de la investigación, quien lleva más de tres décadas dedicada al estudio de estos asentamientos.

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El Ministerio de Cultura de Perú calificó a Peñico como la “Ciudad de la Integración Social”, ya que su ubicación estratégica en el valle de Supe le permitió articular comunidades de la costa, la sierra y el espacio altoandino. Ahora, este centro urbano milenario pasa a formar parte del circuito turístico oficial y ofrece visitas guiadas y un centro de interpretación para los visitantes.

El legado de la civilización Caral y el misterio de Peñico

Mucho antes de los aztecas, los mayas o los incas, los caralinos habitaron el actual Perú y dejaron huella como una de las sociedades más antiguas y pacíficas del planeta. Su principal asentamiento fue Caral-Supe, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2009, que floreció hace unos 5.000 años en paralelo con Mesopotamia y Egipto.

“Caral fue habitado desde el año 3000 AC hasta el 1800 AC”, detalla Shady. Sin embargo, a diferencia de otras civilizaciones, no se hallaron armas ni murallas defensivas, lo que refuerza la idea de que era una sociedad basada en el consenso, el comercio y los rituales.

La ciudad milenaria de Peñico, en Perú
Peñico fue producto de una migración de la población de Caral tras una crisis ambiental.

El descubrimiento de Peñico, apenas a 12 kilómetros de Caral, muestra cómo esta cultura se adaptó a una crisis ambiental. Una sequía de más de un siglo obligó a abandonar las grandes plazas de Caral, pero un grupo logró sobrevivir al trasladarse cerca de fuentes de agua de deshielo. “El cambio climático causó una crisis. Los ríos y los campos se secaron. Ellos abandonaron los centros urbanos, algo que también pasó en Mesopotamia”, explicó la arqueóloga.

En Peñico, no se encontraron armas ni fortificaciones, sino esculturas, objetos rituales y plazas circulares que se usaban para ceremonias comunitarias. También se hallaron 32 flautas traversas hechas de huesos de pelícano, decoradas con monos y cóndores, prueba de la intensa relación comercial y cultural con pueblos de la selva amazónica, Ecuador y Bolivia. “Ellos mantuvieron relaciones interculturales con personas que vivían en la selva, las montañas y en lugares remotos, pero siempre de manera pacífica”, dijo Shady.

Uno de los hallazgos más importantes es el edificio conocido como “B2”, parte de un complejo mayor, donde se encontraron relieves escultóricos de pututus y figuras antropomorfas y zoomorfas de barro. Para los investigadores, este lugar habría tenido un rol administrativo y ceremonial clave en la vida de Peñico.

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La arquitectura también fue sorprendente por su capacidad de resistir los sismos de la región. El anfiteatro descubierto muestra un diseño acústico especial que permitía organizar grandes reuniones y conciertos. Para los expertos, se trata de uno de los ejemplos más antiguos de planificación urbana en América.

El sitio también destaca por su vocación integradora: “Este sitio arqueológico se desarrolló siguiendo la tradición de Caral. Su ubicación estratégica articuló a poblados de la costa y la sierra de Supe y Huaura, así como al espacio altoandino de la región”, señaló Shady durante la presentación oficial.

Peñico hoy: turismo, preservación y lecciones para el futuro

El sitio arqueológico de Peñico fue inaugurado oficialmente el 12 de julio de 2025, en una ceremonia que incluyó el festival Peñico Raymi, con rituales a la Pachamama y presentaciones artísticas inspiradas en la tradición caral. Desde entonces, el complejo está abierto al público con visitas guiadas, áreas de descanso y un centro de interpretación circular que reproduce las célebres plazas redondas de Caral.

La ciudad milenaria de Peñico, en Perú
En julio de 2025 se habilitó la visita al público en la ciudad milenaria de Peñico.

Allí los visitantes pueden recorrer maquetas, reconstrucciones digitales e infografías que explican la vida en la ciudad, además de contemplar réplicas de esculturas y objetos ceremoniales encontrados en el yacimiento. Para llegar, se debe viajar unas 4 horas y media desde Lima por la Panamericana Norte y desviarse hacia el valle de Supe.

La Zona Arqueológica Caral aclaró que gran parte del sitio aún permanece sepultado por el desierto y que las excavaciones continuarán en los próximos años. “Aún tenemos mucho que aprender”, advirtió Shady.

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Para los especialistas, Peñico no solo enriquece el conocimiento sobre la civilización Caral, sino que ofrece lecciones vigentes frente al cambio climático actual. “Tenemos que cambiar nuestra perspectiva de la vida y de los cambios que se están produciendo en nuestro planeta para que la sociedad humana pueda seguir disfrutando de una buena calidad de vida y de un respeto mutuo”, reflexionó la arqueóloga.

El hallazgo confirma que los Andes fueron un centro civilizatorio autónomo, comparable en antigüedad con Egipto y Mesopotamia. Peñico demuestra que las sociedades precolombinas no eran nómadas ni primitivas, sino capaces de generar sistemas urbanos avanzados, con agricultura, comercio, arquitectura antisísmica y un fuerte componente cultural.