CIENCIA
CARRERA ESPACIAL

La legendaria historia del primer "taikonauta" chino, hace 500 años

Un cortesano imperial del siglo XVI parece haber sido el primer ser humano que voló al espacio (o al menos eso creyeron los chinos).

primer astronauta chino
Los soviéticos bautizaron un cráter de la luna en honor a Wan Hu en 1965. | NASA

Cuando el 15 de octubre de 2003 el astronauta chino Yang Liwei abandonó la Tierra rumbo al espacio, millones de chinos se mostraron orgullosos de la hazaña, pero muchos estaban seguros de que no era el primer compatriota que dejaba este mundo para explorar lo que hay más allá de las estrellas.

Muchos siglos atrás, para ser más exactos hace 500 años, durante el Imperio de la dinastía Ming, un funcionario de la corte llamado Wan Hu soñaba con convertirse en el primer “taikonauta”, como los chinos llaman a los viajeros interestelares.

Según una leyenda que todavía circula en China, Wan Hu estaba obsesionado con las estrellas y los planetas y soñaba con ir a donde ningún hombre había ido antes. Una idea descabellada.

Reuniendo toda la información que pudo conseguir en una China que todavía no se abría mucho al mundo, estudió diversas material para poder construir un cohete que le serviría de nave espacial, muchos años antes de que los hermanos Wright salieran a sobrevolar los cielos o los alemanes lanzaran sus cohetes V1 y V2.

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Wan se aseguró de construir una nave lo más poderosa posible alrededor de una silla resistente, dos cometas como alas y 47 cohetes repletos de pólvora. El día del lanzamiento, Wan se vistió con sus galas imperiales, se ató a la silla de cara al viento y llamó a 47 sirvientes, cada uno de ellos armado con una antorcha encendida, para encender los 47 cohetes.

Cuando terminaron su trabajo, los sirvientes se retiraron rápidamente a una distancia segura y esperaron unos segundos hasta que una enorme explosión conmocionó, y asustó, a todos los presentes. Cuando el humo finalmente se despejó, Wan y su cohete no estaban...

Nadie supo jamás si Wan Hu, el “yuhuang yuán” -explorador del universo- realmente abandonó este planeta y pasó el resto de su vida mirando la Tierra desde arriba, entre las estrellas, pero a una buena parte de los chinos le gustó pensar que así fue. Se duda de que la historia sea real, ya que se habría transmitido a través de los siglos oralmente, y solo apareció documentada en 1909 en la revista “Scientific American”.

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Lo cierto es que las investigaciones de Wan para la construcción de cohetes espaciales no estaban muy erradas y sirvieron de precedente para los primeros cohetes -los de verdad- que llevaron en el siglo XX a Yuri Gagarin en su histórico vuelo más allá de la gravedad de la Tierra.

Cuatro décadas después, China finalmente siguió su ejemplo, lanzando a un hombre al espacio y convirtiendo en realidad el sueño del heroico Wan Hu. Pero hay más: el espíritu de Wan llegó a la Luna en los años ‘60 de la mano de los rusos, que le dieron su nombre a un cráter después de que la sonda soviética “Zond 3” sobrevolara el satélite.