Durante esta semana la discusión pública se enfocó en dos noticias generadas a partir de errores en las prácticas médicas: en una clínica de Berazategui a una jubilada le amputaron la pierna equivocada y el juicio donde se dilucida qué pasó con Débora Pérez Volpin, fallecida mientras le realizaban una endoscopia.
Justamente para prevenir y disminuir estas situaciones y mejorar los resultados de prácticas que los médicos realizan a diario –pero que son susceptibles de errores–, en los últimos años comenzó a expandirse el uso de simuladores de alta complejidad utilizados en quirófanos. De hecho, en la ciudad de La Plata desde fines de 2018 funciona el mayor centro de simulación médica del Cono Sur. Ya pasaron para capacitarse en la “miniclínica”, donde los pacientes son muñecos y robots, más de 450 médicos y enfermeros.
“Lo que hacemos acá son simulaciones de situaciones médicas reales pero usando maniquíes, en un entorno similar al de cualquier hospital. Los médicos deben resolver en tiempo real diversas complicaciones y situaciones de salud”, le contó a PERFIL el cirujano y ecografista Juan Ignacio Cobian, director del Centro Inspire de Simulación, un proyecto de capacitación impulsado por la Federación Médica de la Provincia de Buenos Aires (Femeba).
Cobian detalló que recurren a la tecnología para capacitar sobre muchos temas, desde emergencias en obstetricia hasta soporte vital o shocks en pediatría. “También entrenamos profesionales para que aprendan a hacer endoscopias, cirugías laparoscópicas y microcirugías. Pero en lugar de abordar las prácticas iniciales sobre un paciente verdadero las hacen sobre maniquíes especialmente desarrollados, con sensores y hasta voces, que mostrarán reacciones y parámetros similares a los de una persona. Y todo dentro en un entorno muy similar al una clínica común”.
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“Recurrir a estos equipamientos nos permite completar un entrenamiento más seguro y generar mayor confianza en los médicos practicantes”, le explicó a PERFIL el cirujano Alberto Fontana, coordinador del Comité Académico de Inspire y profesor titular, ya jubilado, de la Facultad de Medicina de la UNLP. Y agregó: “Practicando las técnicas con simuladores no solo todo el personal de salud termina mejor capacitado, sino que también se molesta menos a los pacientes reales de un hospital y se los respeta más. Obviamente, los simuladores son un excelente complemento para iniciarse, aunque no reemplazan algunas prácticas tradicionales”.
Otro de los cursos que se dan en este centro de entrenamiento virtual son sobre seguridad del paciente. “La tercera causa de muerte en EE.UU., tras las enfermedades cardíacas y el cáncer son los errores médicos. Y se calcula que el 95% de estos los cometen profesionales reconocidos y capacitados”, refiere Cobian. “Pero igualmente se dan por razones como falta de liderazgo ante una crisis o problemas para transmitir datos y para comunicarse en forma eficiente entre los integrantes del equipo”.
Según los directivos de Femeba, aplicando técnicas de team bulding y entrenando a todos los integrantes en estas simulaciones se puede mejorar la calidad de atención médica en forma significativa. “Hay investigaciones que muestran que en hospitales donde se aplicaron en forma estas ideas bajaron las muertes maternas en un 34%. Y se redujeron los daños cerebrales por hipoxia en hasta un 50%”, dijo Cobian.
Además, al disminuir los errores médicos usando listas de chequeo, procedimientos más seguros y mejorando el intercambio de información entre médicos, enfermeras y pacientes se genera otro efecto beneficioso: disminuyen los gastos económicos generados por juicios de mala praxis.