De la mano del envejecimiento de la población, cada vez son más comunes las enfermedades crónicas, en especial las cardiovasculares. Sin embargo, no estamos logrando que las personas con estas condiciones estén bajo control. La mayoría de los hipertensos no tiene su presión controlada, el 30% de los pacientes que tuvieron un evento cardiovascular no toma la medicación tras el primer año. Esto se traduce en más complicaciones y mayores costos sanitarios.
Eso hace que desde la medicina nos replanteemos qué debemos cambiar para mejorar, y la tecnología puede ser parte de esta solución. Es hora de que la tecnología atraviese la salud mejorándola no sólo en términos de desarrollo de instrumentos y equipamientos sino, además, transformando la manera en que médicos y pacientes nos comuniquemos mejor. Los pacientes hoy deben enfrentar un sistema de salud fragmentado. La telemedicina ayuda a que haya más accesibilidad y, por otro lado, que haya más disponibilidad, que las personas no tengan que esperar meses por un turno.
Lo que se está discutiendo en el mundo no es la telemedicina sí o no, ésta ya está instalada. Las discusiones tienen que ver con los sistemas de seguridad para que la confidencialidad de los datos médicos esté asegurada. Hoy por WhatsApp le digo al paciente que tome más dosis de un medicamento. ¿Dónde está el resguardo como profesional de mi práctica médica? También es cierto que los médicos hoy respondemos muchas consultas utilizando la tecnología y estas consultas no tienen una retribución económica.
Ante esto creo que la solución no es dejar de responder los mensajes de WhatsApp, sino generar sistemas que validen estas nuevas prácticas y se incorporen en la comunicación de médicos y pacientes. Que las coberturas médicas intervengan es una buena idea para dar una cierta formalidad a este acto médico. La telemedicina es una herramienta más de todas las que se vienen en la revolución del cambio de paradigma en la relación entre médico y paciente.
*Médica cardióloga y emprendedora en salud digital.
