Para 2023 falta mucho pero también esta a la vuelta de la esquina. Este es un año políticamente muy corto. Luego de la asamblea legislativa del 1 de marzo, terminado de discutir el acuerdo con el FMI, y el Ejecutivo, pueda poner en marcha un plan económico estaremos llegando a comienzos de abril. En noviembre está el mundial de fútbol, momento en que la política suele hacer silencio y llegamos a fin de año. En el primer cuatrimestre del próximo año ya tendremos las primeras elecciones provinciales y en mayo debieran estar comenzando a definirse las candidaturas presidenciales. Recordemos que fue en mayo 2019 que Cristina Kirchner anunció la fórmula Fernández- Fernández. Así que estamos en tiempo de descuento para escuderías que necesitan entrar a boxes. Muchos dan por descontado que al Frente de Todos le será imposible conseguir mantenerse en el poder y otros tantos no creen posible que después del gobierno de Macri el electorado opte por Cambiemos.
Si bien damos por hecho que el acuerdo con el FMI de un modo u otro pasará la prueba en el Congreso, han comenzado a manifestarse sectores cercanos del Kirchnerismo diciendo que 30 Diputados se abstendrán no como señal de obstaculizar al gobierno sino para manifestar sus diferencias, asumiendo que la oposición votará a favor como gesto ante el FMI. A estos diputados oficialistas se les podrían sumar más legisladores. Si ello se concreta la señal no será buena ni en lo interno, ni en lo externo, ni en lo electoral para la coalición de Gobierno aunque los sectores ultra crean que los favorece. Pregunta ¿No saben esos sectores que están dañando al gobierno y que ni las prometidas ayudas de Rusia y China vendrían sin el acuerdo o solo se trata de salvar la propia ropa, pensando que es posible ser gobierno sin pagar costos? También parte de la oposición podría tomar el mismo camino y entonces tendríamos un acuerdo pero flaco de apoyos.
No resulta extraño entonces que ambas coaliciones estén cuestionadas. Es claro que tiene más desafíos el oficialismo que la oposición. El recuerdo de quedar en las gateras en 2015 debería hacerle pensar que solo teniendo como target a los sectores pobres y el núcleo duro camporista no le alcanzará para ganar.
El Frente de Todos venció en 2019 entre otras cosas porque Alberto Fernández logró convencer a sectores medio bajos y medios por lo menos de tres cosas. Que su gobierno en lo institucional sería distinto al de Cristina, que lograría un recupero de la economía y sería capaz de conseguir la unidad nacional. Hoy está claro que terminada la pandemia y resuelto el acuerdo con el FMI necesita no solo bajar la pobreza, prioridad uno del Presidente y dirigirse a los sectores más postergados sino generar expectativas positivas en los sectores que había recuperado en 2019 y perdió en 2021.
Para que la gira que realizó por Rusia y China tenga resultados en términos de inversión productiva y de ingresos financieros necesita de la firma del acuerdo y para recuperar a los segmentos que electoralmente fueron perdidos los roles de Sergio Massa y Juan Manzur serán centrales. Ambos mantienen relaciones con el gobierno de Joe Biden. Sergio Massa en lo parlamentario tiene capacidad de diálogo y acuerdo con todo el espectro de Diputados oficialistas, kirchneristas incluidos más el sector de palomas de la oposición y tiene la gran oportunidad de lograr ampliar el acuerdo parlamentario.
El Jefe de Gabinete con su gesto de visitar al Embajador de Estados Unidos y propiciar una mejor conexión entre las provincias del norte argentino y EE.UU. viajando junto al Embajador Jorge Argüello envía un claro mensaje a los sectores medios, medios bajos y altos que pudieran estar disgustados con algunos aspectos de la gira presidencial. Hay que recordar que, la opinión pública viene de una larga tradición de optar por relaciones abiertas con todos países pero que prefiere más a los del bloque occidental. En este sentido siempre a los gobiernos les conviene no mezclar las relaciones comerciales con las simpatías políticas.
*Consultor político.