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Alberdi

Juan Bautista Alberdi 20231201
Juan Bautista Alberdi | CEDOC

Alberdi, sí, ¿pero cuál de todos? Porque hubo varios. Se sobreentiende que el autor de las Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, esto es, el inspirador de la Constitución Nacional de 1853, pues se supone que es por eso que hay calles o barrios o escuelas del país que hoy llevan su nombre. Fue una figura decisiva en el momento en el que, caído Rosas, la Argentina se decidió a darse leyes de fundamento a sí misma.

Claro que, algunos años antes, con el Fragmento preliminar para el estudio del derecho, Alberdi había intentado un aporte análogo, sólo que al servicio de Rosas y con una concepción jurídica sustancialmente distinta. ¿Las leyes deben adaptarse y regular las costumbres ya existentes, bajo un criterio más cercano al del romanticismo, o deben por el contrario establecer dichas costumbres y fijarlas, bajo un criterio más cercano al pensamiento iluminista?

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Alberdi, qué duda cabe, ocupa un lugar destacado en el panteón de los grandes hombres de la historia argentina del siglo XIX. Es sabido, en cualquier caso, que su posición no fue ahí ni sencilla ni armónica. Alberdi entró en fuertes conflictos tanto con Domingo Faustino Sarmiento como con Bartolomé Mitre, con sus concepciones de la sociedad y de la historia, con sus respectivos proyectos políticos.

El último Alberdi, ese cuyos escritos sólo habrían de conocerse en forma póstuma, se quedó sin lugar, se quedó solo. Oscar Terán se ha detenido especialmente en esa etapa de su vida y en las dificultades que se le fueron planteando para su inserción orgánica en un proyecto de Estado. Mitre fue presidente. Sarmiento fue presidente. Alberdi no. El exilio parece definir su condición, más allá de lo que le tocó a la generación del 37 en un sentido más amplio.

Apuntes de campaña

La noción de libertad se vio dañada en la Argentina desde el momento en que se la empleó para dar golpes de Estado y establecer dictaduras, para prohibir y para proscribir nombres y partidos, para fusilar disidentes y hasta para perpetrar un bombardeo criminal contra la población civil en plena Plaza de Mayo. La pujante ideología vernácula de eliminemos-al-peronismo-como-sea suele darse a sí misma el nombre equívoco de liberalismo, y cualquier señalamiento al respecto suele suscitar reacciones muy agresivas (y muy poco liberales).

Pero lo cierto es que Alberdi lejos estuvo de esquivar el problema de la relación entre libertad e igualdad (el himno argentino toca ese tema también: de la primera hace un grito sagrado, a la segunda la sienta en un trono). Y que al interior del pensamiento liberal, que contiene líneas diversas, se vio fuertemente discutida la premisa de que el orden y el progreso social se alcanzarían ineluctablemente con solo dejar espacio a la persecución individual de intereses económicos. Es distinto el liberalismo de Mitre y su idea de nación, y es distinto el liberalismo de Sarmiento y su empeño en la labor educativa, respecto de la visión de un economicismo más crudo y absoluto.