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Biden y el Papa

Capitolio 2015. El presidente del  Senado aplaude a Francisco.
Capitolio 2015. El presidente del Senado aplaude a Francisco. | AFP

Estados Unidos tuvo un solo presidente católico, John F. Kennedy. A partir del 20 de enero Joe Biden será el segundo. Que los presidentes católicos sean de Partido Demócrata y ninguno del Republicano no alcanza a construir una tendencia, pero Joe Biden volverá a colocar el respeto a los derechos humanos en el centro de su política internacional y en su relación con China como durante la Guerra Fría otro presidente demócrata y practicante religioso –James Carter– lo hizo con la ex Unión Soviética.

En septiembre de 2015, durante la histórica visita oficial de Francisco a Estados Unidos, fue el único papa en dar un discurso en el Capitolio, el templo laico de la democracia mundial,  y quien estaba detrás parado aplaudiendo era Joe Biden (foto), entonces vicepresidente de los Estados Unidos y presidente del Senado. Aquel discurso fue –en parte– un anticipo de la última encíclica del Papa, Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, publicada el 3 de octubre pasado “dado en Asís, junto a la tumba de san Francisco”.

Kennedy fue el único presidente de Estados Unidos católico antes de Joe Biden, a quien Francisco bendijo

En 2015 el Papa pidió a los legisladores norteamericanos “que la política no se someta a la economía y a las finanzas”, proponiendo una vía intermedia entre dos fracasos: “el igualitarismo cubano y el neoliberalismo americano”. Mencionó en su discurso a los “cuatro santos norteamericanos: Lincoln por la libertad, Luther King por la inclusión y los derechos humanos, Dorothy Day por la lucha por la justicia, y Thomas Merton por la práctica del diálogo interreligioso”. Defendió a los inmigrantes, abogó por que se suprima la pena de muerte y concluyó en su inglés aprendido con “God bless América”,  Dios bendiga a Norteamérica.

Por entonces, Francisco había publicado su encíclica Laudato si’ (Alabado seas) con foco en la ecología pero ya  por entonces muchos republicanos lo llamaban a Francisco “el Papa comunista”. En Fratelli tutti el Papa avanza en una verdadera propuesta política universal al mismo tiempo que Joe Biden tendrá como objetivo reconstruir el carácter de líder global de Estados Unidos en representación de las democracias occidentales: “America is back”, dijo. Una alianza entre el próximo presidente de los Estados Unidos y el papa Francisco podría ser funcional a esa misión.

Varios de los problemas que enfrenta Norteamérica tienen alguna solución en la encíclica Fratelli tutti. Por ejemplo, la polarización de su sociedad, donde Trump perdió pero sacó más votos que al ser electo en 2016 y el trumpismo está más vivo que el propio Donald Trump. Y en esa división que aqueja a Estados Unidos reside su pérdida de supremacía mundial porque un líder tiene que tener consistencia intertemporal, que sin importar si gobiernan republicanos o demócratas, un político tradicional como Biden o un outsider como Trump, determinadas políticas siempre serán mantenidas. Trump fue el artífice de la inconsistencia intertemporal y mientras se mantenga la sociedad dividida, aunque gobierne un moderado, estará siempre presente la posibilidad del regreso de otro outsider mientras en China no hay grieta y avanza en línea recta. Como lo demuestra el pacto del RCEP (Regional Comprehensive Economic Partnership, Alianza Integradora Económica Regional), donde China constituye una alianza con Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda junto a los diez miembros de la Asociación de Países del Sudeste Asiático (Brunéi, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam). El RCEP representa un porcentaje del producto bruto mundial mayor que la Unión Europea y del Tratado de América del Norte entre Canadá, Estados Unidos y México, siendo la respuesta al rechazo de Trump al tratado del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica en el que, simplificadamente, se sustituía Estados Unidos por China y México, Canadá Chile y Perú por Corea del Sur.

Que Biden sea un conservador dentro de los demócratas, más a la derecha que el promedio de su partido, sumado a que los republicanos aumentaron su representación en el Congreso, hará a que el tránsito desde Trump sea menos abrupto. Pero la grieta es un hecho que asemeja en un punto a Estados Unidos a los países subdesarrollados, aun con las diferencias de que los populismos de los países desarrollados surgen como voz de los que caen y se aferran al pasado mientras en los países subdesarrollados, de los que están abajo y quieren subir.

Fratelli tutti es una vacuna conceptual antipolarización. Algunos párrafos sostienen: “En muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar”. “Muchas plataformas favorecen el encuentro entre personas que piensan del mismo modo, obstaculizando la confrontación de las diferencias... fomentando prejuicios y odios”. Critica al líder que “busca sumar popularidad exacerbando las inclinaciones más bajas y egoístas de algunos sectores de la población”. “El debate frecuentemente es manoseado por determinados intereses que tienen mayor poder, procurando deshonestamente inclinar la opinión pública a su favor. No me refiero solamente al gobierno de turno, ya que el poder manipulador puede ser económico, político, mediático, religioso o de cualquier género”. “El reencuentro no significa volver al momento anterior a los conflictos. Con el tiempo todos hemos cambiado. El dolor y los enfrentamientos nos han transformado... Los que han estado duramente enfrentados conversan desde la verdad, clara y desnuda... desde la verdad histórica de los hechos podrán hacer el esfuerzo perseverante y largo de comprenderse mutuamente y de intentar una nueva síntesis para el bien de todos”. “Existe la tendencia a construir deliberadamente enemigos: figuras estereotipadas, que concentran en sí mismas todas las características que la sociedad percibe o interpreta como peligrosas. Los mecanismos de formación de esas imágenes son los mismos que, en su momento,  permitieron la expansión de ideas racistas”.

La misión de Biden de reconciliar a los norteamericanos tiene en la encíclica Fratelli tutti su fundamento

La tarea de Biden, quien tras la elección recibió la felicitación del Papa y su bendición, es hacerle percibir a los norteamericanos que están jugando el mismo juego y tienen un proyecto conjunto de país. Para luego transmitirlo y seducir al mundo: no hay forma de que una nación tenga prestigio moral estando polarizada en una grieta.