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De cara al futuro

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¡La grieta, siempre la grieta, de nuevo la grieta! Esta vez el que la abrió, o la reabrió, o la mantuvo abierta, fue Darío Lopérfido, ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires. El motivo: considerar si es excesivo o atinado establecer en treinta mil la cifra de los desaparecidos.
Lopérfido sabe bien que esa cifra se estimó sobre la base de los casos verificados y del cálculo de los casos no denunciados, ya que el temor a las represalias es directamente proporcional al grado de impunidad que impere en el país. Y Lopérfido sabe bien que, si no existen más precisiones al respecto, es porque los represores, asesinos de la historia no menos que en la historia, escamotearon los archivos, no dieron la información.
Esa cifra se ha vuelto así un emblema del daño sin comparación de los crímenes de Estado, pero también una denuncia del ocultamiento
y una exigencia indeclinable de que los responsables de las matanzas suministren esos datos.
¿A qué viene, entonces, esta turbia reconsideración, tan a destiempo, tan fea? ¿Es un intento de mirar para adelante y unir a los argentinos? Tal vez en breve nos propongan entonces este slogan: “Los argentinos somos derechos y humanos”, para que se acaben las divisiones y entendamos de una vez por todas que aquí no ha pasado nada. Y si alguien dice lo contrario, se lo podrá contrarrestar denunciando una campaña antiargentina promovida desde el exterior. De este modo conseguiremos dejar el pasado atrás, y lanzarnos con alegría al futuro que nos espera.