Con un rating aceptable de 14 puntos de audiencia, se desarrolló el primer simulacro de debate entre candidatos a Jefe de Gobierno porteño estatuido por ley en la Ciudad de Buenos Aires
Transmitido por el canal público del distrito desde un estudio privado de televisión y sin público, el simulacro de debate fue conducido por duplas de periodistas conformadas por un hombre y una mujer que irán rotando a medida que se desarrollen los bloques. Ellos fueron: Guillermo Andino y Débora Plager; María Areces y Damián Glanz; Marisa Andino y Claudio Rígoli; Erica Fontana y Adrián Puente, y María Laura Santillán y Marcelo Bonelli.
Los grandes títulos que ordenaron los bloques del simulacro fueron:
- Infraestructura y gestión urbana
- Autonomía, justicia y seguridad
- Educación, salud, cultura y desarrollo humano
- Vivienda, ambiente y desarrollo productivo.
Participaron el actual titular del Poder Ejecutivo porteño y postulante por la revalidación de su cargo, Horacio Rodríguez Larreta, su principal opositor en la lista del Frente de Todos, Matías Lammens, el economista Matías Tombolini, representante en la boleta encabezada a nivel nacional por Roberto Lavagna, y el aspirante al palacio del Parque de los Patricios por el Frente de Izquierda, Gabriel Solano.
Como era obvio, después del escandaloso debate presidencial del año 2015 entre Daniel Scioli y Mauricio Macri, donde buena parte de los integrantes del almidonado “Argentina Debate” resultaron luego miembros del gobierno de Cambiemos, se insistió en que esta vez el intercambio resultó sorteado con transparencia y supervisado hasta por el Tribunal Superior de Justicia (¡!), pero como garante de esta supuesta “objetividad”, el esquema propuesto impidió que los contrincantes polemizaran y, como ocurre siempre, la estructura terminó dominando el contenido .
Horacio Larreta, como es habitual en su espacio político, mintió de cabo a rabo, impunemente y sin que ningún opositor lo retruque con cierto ímpetu frente al tamaño del embuste.
Para colmo, el bautizado Señor Guasón se inventó una gestión en CABA que jamás realizó, creación ficticia que pasó sin resistencia alguna del panel de postulantes.
Peor aún. a Larreta se le reconocieron una y otra vez y muy livianamente supuestos “logros” de su gobierno, desconociendo además la máxima de todo debate: “los logros del adversario que los reconozca el adversario”.
Este disparate debe ser seguramente inducido por las encuestas de opinión que señalan que Larreta es un campeón del mundo en la gestión, con la misma consistencia con que estas mismas encuestas señalaron el ya emblemático #EmpateTécnico de las PASO nacionales. En fin.
Un párrafo aparte merece el escenario formal del debate. Sin duda, para mentir a granel e inventar una gestión que solo está en la imaginación del actual jefe de Gobierno hay que armar “debates” a medida, moldeados para que “no se debata nada”, poblados de largos soliloquios que nadie escuche.
Para entender mejor este punto recordemos al filósofo canadiense Marshall McLuhan, que ya en el año 1967 (¡!) sostenía:
En los cuatro años que llevo realizando observaciones, he descubierto muchas cosas sobre medios de comunicación y educación. Ahora es perfectamente claro para mí que todos los medios de comunicación son ambientes. Tal como los ambientes, todos los medios tienen aquellos efectos que geógrafos y biólogos han asociado a los ambientes en el pasado. Los ambientes moldean a sus ocupantes.
Todos los medios son ambientes y este debate “de yeso” fue moldeado a medida del jefe de Gobierno actual, solo atravesado por frases, números y previsiones aburridas que no produjeron nunca un efecto de sentido en la audiencia.
Una estructura formal estólida, pastosa y desteñida, pensada para preservar desde el minuto cero a don Horacio y ni Matías Tombolini, Gabriel Solano, Matías Lammens (ni nadie), aunque lo hubieran querido, pueden contra eso y este “debate” no fue la excepción a la regla.
*Director de Consultora Equis.