El ventilador nacional del chofer Centeno no se detuvo y las esquirlas suspendieron el debate económico político del país del primero de agosto en adelante. Así, la patria sindical, los ambiguos peronismos, el confeso corrupto stablishment que aceptó y bailó al ritmo de la corrupción desde siempre pero que sólo recién ahora lo cuenta, el Gobierno que ya no sabe qué problema elegir para intentar resolver, y la oposición más torpe y atomizada de la historia reciente. Es decir, nadie sabe si la mancha venenosa no va a seguir fagocitando vidas políticas, empresarias, carreras en ascenso, todo lo que queda a su paso.
Datos sintomáticos de esa torpeza se inscribió en dos hechos puntuales estos días: Estela de Carlotto cree que los Cuadernos de Centeno no pueden haber sido escritos por un chofer, ya que su precisión y calidad es impecable; le valió la medida más aplaudible en tiempo, el joven dirigente liberal, Yamil Santoro, ahora fundador de Mejorar en Cambiemos, la denunció en el INADI por discriminación. En tiempos donde se le pide altura a instituciones como etapa de cambio, deberá el organismo demostrar si tiene la capacidad de juzgar por igual a Paulin, Santoro o Carlotto. También hizo el papelón Florencia Saintout, dirigente kirchnerista que premió a Hugo Chávez con el premio de libertad de expresión en la Universidad de la Plata al compás de la censura y la prisión a periodistas, acusó a su par Cesar Torres de Cambiemos en la cámara bonaerense. Lo denunció por los aportantes truchos y financiamiento de campaña. En cuanto se debatió en la cámara baja, sostuvo que se trataba de una persona que vive en el mismo barrio y cuyo nombre es el mismo que el de Torres, pero es otra persona. Sigue siendo diputada.
La sociedad ahora exige mucho y a todos y actúa en consecuencia. La plaza de Congreso hoy se colma de un variopinto conjunto de ciudadanos que pretenden que los que se vuelcan a la función pública no se roben su dinero. Algo ridículo que parece extraído de Chaplin, pero parte de la decadencia que atraviesa Argentina hace décadas. No fue Cristina, no fue Néstor Kirchner, la decadencia fue anterior, los sureños sólo lo desnudaron con brutalidad animal la capacidad perversa del ser humano cuando todo lo puede. Incluso aunque eso sea el dinero de escuelas y rutas donde viven los que menos tienen y dicen gobernar para.
Ahora el problema lo tienen muchos. Muchos más de los que se han conocido, y el peronismo ya no sabe que pastilla tomar para descansar unas horas sin mirar el teléfono. Saben que va a sonar y que la justicia va por ellos. Empresarios de distintos rubros, también saben que es cuestión de días o semanas. La familia Eskenazi, que se hicieron de una parte de YPF sin poner un peso, son conscientes de que la ruptura del vinculo familiar con el banquero Brito no será gratis, y los papeles de la empresa no son un ejemplo de tributarismo nacional. Es cuestión de tiempo.
Salpicado también, el ex jefe de Gabinete que sí vio, Juan Manuel Abal Medina, consultó cómo venía su futuro. Ante la respuesta, decidió armar una estrategia. Le confirmaron que es probable que pase más tiempo en Marcos Paz que en sus campos en Lobos, donde disfrutó durante años de asados en famiglia. Ahí hay otro personaje hasta ahora no revisado, su tío, hermano del asesor de Carlos Slim, se mantuvo a la sombra de Julio de Vido y la justicia ya camina cerca. Era previsible, sólo un incoherente puede pensar que si reconoce que se llevó valijas en negro para una campaña va a caminar por la calle sin problemas judiciales. No en 2018.
¿Y los Gobernadores e intendentes?
Allí también es el miedo el que gobierna. La Rioja, Formosa, Salta, Jujuy, algunos de los casos más resonantes en provincias. El ex gobernador Luis Beder Herrera, no logra salir de la encerrona que atraviesa y promete una estocada difícil de superar. Su peronismo quedó azuzado por el radical Julio Martínez, ex ministro de Defensa y bien posicionado para gobernar en 2019, y sus causas estuvieron dormidas pero ahora el vértigo comenzó a correr. Allí convive en el poder político riojano el actual vice y ex ministro de Obras Públicas Néstor Bosetti. Se sabe en La Rioja que la obra pública se digitaba en Olivos, llegaba la orden y casi siempre se devolvían gentilezas, incluido todo lo hecho por la empresa Pircas Negras, tan cercana al vice gobernador Bosetti que se confunden. Quienes lo conocen, dicen que no sabe cómo deshacerse de la empresa antes que la salpicadura lo pinte entero. Sergio Casas lo tiene ahora de vice y al mando de la cámara provincial riojana. Sobran los comentarios.
El gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, cada día más cercano a una versión aggiornada de Stroessner que a un gobernador democrático, está demasiado vinculado a empresas de servicios, obra pública y sigue en el poder, también mandó a consultar por sus potenciales problemas, no extrañaría un golpe de timón en sus representantes en la cámara nacional. Su veteranía no le permitió ni siquiera prever que los fusilamientos a los quom, la prensa, la justicia y la obra pública le traerían problemas. Un vidente al revés. Juan Manuel Urtubey responde políticamente a Macri, pero ya le hicieron saber claro qué pasará con las investigaciones si llegan a su pobre provincia: “puede ir preso el primo del presidente, es todo lo que te puedo decir”, le espetó un funcionario. Fin del diálogo.
Más allá de los gobernadores, los rostros más visibles del deterioro de la cultura política argentina, en las intendencias se replicó la forma. La famiglia Mussi también en Berasategui no logra escampar su panorama, a sabiendas que lo hecho en materia de obra pública por padre e hijo no resiste una auditoria. El concejo deliberante tendrá que elegir ante la demanda de los que allí piden explicaciones. Y no las tienen. El corredor norte no es la excepción, y el andarivel por el que camina el actual intendente Gustavo Posse, es sinuoso. No por su incansable capacidad de dejarse seducir por ideales de vertientes opuestas -fue menemista, kirchnerista, massista, macrista, de vuelta massista y hoy convive con Cambiemos, que no confía en él.
Todo ocurrió bajo la gestión de Daniel Scioli, hoy quizás con su mejor estrategia en todos sus años de política, nadie sabe dónde está ni qué piensa sobre algo. Scioli está atento y también se encargó de averiguar en qué número de la fila de los acusados está. Ve su llamado de cerca y tiene dos problemas, no puede explicar lo que tiene, y nadie quiere ponerlo en una lista de diputados el año que viene, cuando tenga que volver a buscar refugio en la vergonzante ley de fueros y seguir cobrando dieta de diputado aunque no vaya a trabajar. Carece de territorialidad política, no tiene militancia, el peronismo pregunta quién es y sus contactos en la justicia y el periodismo no son lo que eran. Tal vez le quede la suerte.
Sostuvo el vigente Voltaire : "Aquellos que pueden hacerte creer absurdidades, pueden hacerte cometer atrocidades”. Cristalizada la atroz corrupción, ya nadie puede tallar el futuro de ningún factor de poder si es que alguien se sigue considerando intangible. Mientras tanto, Cristina Kirchner repartió estos días la encuesta que ella misma hace desde que Analogías fue alquilada a La Cámpora para terminar de destruir su credibilidad. Según la tesis de la senadora Fernández, ella sacó 18% a nivel país en 2017, pero hoy ya tiene 29.9 para candidata a presidente; y Mauricio Macri que obtuvo 42% en 2017, ya está detrás de ella, por debajo de los 27 y en caída libre. Ni Cortázar con las dos vías de Rayuela pudo con tanto.
Se esperan más novedades, siempre y cuando la justicia siga caminando este sendero. “Esto ya no depende de nosotros, porque nosotros no lo manejamos, son ellos que nos traen pruebas y piden la escupidera”, sintetizo pugilísticamente un juez federal peso pesado que defendió el título en el Consejo de la Magistratura y logró retenerlo con éxito días atrás.