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El cambio puede ser ir separados

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El cambio puede ser ir separados. | twitter

Como idea puede ser desafiante y disruptiva, sobre todo entre la propia dirigencia de Juntos por el Cambio, que flamea en público la bandera de la unidad como un mensaje político hacia afuera y hacia adentro.

Lo cierto es que algunas mentes del laboratorio electoral opositor han empezado a plantearse si no convendrá asumir como estrategia, hacia los comicios legislativos nacionales de noviembre, candidaturas separadas en boletas ídem.

El bosquejo requeriría el acuerdo primario de las tres fuerzas principales que componen JxC: el PRO, la UCR y la CC. Y la adhesión de las fuerzas inórganicas que revolotean alrededor del sistema opositor.

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También, como parte de este diseño, se daría la libertad de acción para acordar ir juntos o separados de acuerdo a la necesidad o abundancia/escasez de candidaturas en cada distrito provincial.

Esas cabezas elucubran la novedad en función de las jurisdicciones grandes, electoralmente hablando. Y más específicamente piensan en la provincia de Buenos Aires, la de mayor aporte al Congreso.

Tomemos ese escenario como hipótesis. Lo que se interrogan en JxC es si vale la pena desangrarse en una pelea feroz dentro del PRO, para que al frente de la boleta estén Diego Santilli o Jorge Macri, y se defina en las PASO. Y además sumar a la pelea en la primaria a una UCR más competitiva, con Facundo Manes al tope. Y dónde ponen a Elisa Carrió, que dice que quiere volver aunque pose como modelo en la tapa de Hola! Y qué hacen con Emilio Monzó y su peronismo de buenos modales. O con Miguel Pichetto y su oximorónico peronismo republicano.

Según esta conjetura que aún no pasa de ser un ejercicio intelectual, aunque ya empezó a esparcirse, que cada partido vaya por separado permitiría evitar el desgaste de una confrontación dura, al abrir lugares para todos y todas. El acuerdo incluiría el mismo equipo para la fiscalización de la elección y consenso para el armado de las listas que no sean las que permiten los arribos a la Cámara de Diputados.

Así, en el caso bonaerense, también se les podría habilitar que vayan con sus propias candidaturas a Diputados a representantes variopintos del arco opositor, de José Luis Espert a Margarita Stolbizer. O en CABA a Ricardo López Murphy y Javier Milei.

Si avanzara este bosquejo, en distritos como Ciudad, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza (los más grandes), en noviembre podríamos asistir al cuarto oscuro con boletas separadas del PRO y la UCR o con frentes distintos. Eso sí, con una condición: en Diputados se cohesionan en un megabloque contra el Frente de Todos.

Tratarían así de evitar un resultado posible que eriza la sensible piel opositora: que el FdT, con un triunfo nacional ajustado, obtenga mayoría propia en la única cámara del Poder Legislativo donde no la tiene.

Como antecedente, resucitan la elección de medio término de 2009. En los comicios bonaerenses, Francisco De Narváez y el PRO vencieron a una “lista de lujo” del kirchnerismo (Néstor, Scioli, Massa…) y la UCR fue en otro frente, con Carrió y el socialismo, que quedó tercero. ¿Los porcentajes? 35, 32 y 21.

Queda solo un mes para ver si esta alquimia de la ciencia política es llevada a la cruda realidad de las urnas.