COLUMNISTAS
reforma judicial

El freno de la Corte

Una fuente autorizadísima del máximo tribunal explica los pormenores de una semana caliente.

DIBUJO: PABLO TEMES.
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Es la mañana del viernes 26. El mundo tribunalicio está aún impactado por el escandaloso curso que tuvo la sesión en la Cámara de Diputados en la que se aprobaron tres de los seis proyectos disfrazados de “democratización”, con los que el Gobierno busca eliminar cualquier atisbo de Justicia independiente. El hombre, que habla sin ambages, conoce a la perfección lo que pasa en ese mundillo y, fundamentalmente, en el ámbito de la Corte Suprema:
“Este es el peor embate que ha sufrido la Corte desde 1983. A pesar de la desmentida del doctor Eugenio Zaffaroni, la posibilidad de que sus miembros renunciaran existió. Luego de analizarla, se concluyó que ése sería un hecho de una gravedad institucional tal que dañaría severamente a la República. Por eso se desechó. El presidente del cuerpo tuvo un papel clave para calmar las aguas”.
“La modificación de la carta de los jueces federales respondió a una iniciativa del doctor Ricardo Lorenzetti. Su decisión se basó en una cuestión técnica”.
“La Corte puede dar opinión previa ante proyectos de ley sobre aspectos que atañen a su manejo administrativo. Pero no puede hacerlo sobre cuestiones que afectan a terceros acerca de las cuales tendrá que expedirse en las presentaciones judiciales que habrá en el futuro”.
“El párrafo suprimido hacía a esa cuestión. El problema se generó porque, en un principio, el doctor Lorenzetti dijo que elevaría la carta sin ninguna alteración, cosa que finalmente no ocurrió. Lo que sucedió es que no les comunicó su decisión a los jueces federales. De ahí el enojo de muchos de ellos con el presidente de la Corte”.

El malestar de esos jueces federales se volcó contra el doctor Gustavo Hornos, titular de la Junta de Presidentes de las Cámaras Nacionales y Federales, a quien le pidieron que renunciara a ese cargo.

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Sigue hablando la fuente de estrecha cercanía con el máximo tribunal del país: “El tema de los fondos era crucial. Si a la Corte le sacaban la potestad de administrar los fondos que le son asignados a través de la ley de Presupuesto, la vaciaban de poder. Un poder que no maneja dinero deja de ser poder. La Corte siempre ha gestionado sus recursos en forma cuidadosa. Hoy por hoy tiene caja para hacer frente a su funcionamiento sin necesidad de mendigar ninguna ayuda extra, algo que no ocurre con las arcas del Consejo de la Magistratura. De todas maneras, entre sus miembros persiste la preocupación porque en la nueva ley existen algunos resquicios que pueden dejar a la Corte sin la administración de sus fondos”.
Continúa. “Que no le quepan dudas: las modificaciones en el mecanismo de elección de los miembros del Consejo de la Magistratura y en el de remoción de los jueces son de una inconstitucionalidad absoluta, y eso es lo que fallará la Corte cuando le toque expedirse”.

Y finaliza. “La propuesta del doctor Zaffaroni –es vox pópuli lo poco que está en la Corte – de ampliar el número de miembros del cuerpo a 19 para luego dividirlos en salas no cuenta con apoyo entre de sus colegas. Aceptar esa proposición equivaldría a transformar la Corte en otra Cámara de Casación, con lo que se desnaturalizaría su función, que es representar la última palabra en la interpretación de la Constitución y las leyes”.

Verde blue. El dólar blue no es la causa de los males de la economía argentina, sino una de sus consecuencias. Es increíble observar cómo el Gobierno pierde tiempo en querer negar el problema en vez de abocarse a su solución, hoy notablemente más difícil y compleja que en noviembre de 2011, cuando se creyó que con el cepo cambiario se resolvería todo.

La Presidenta sigue creyendo que esto se arregla con mayores controles por parte de la AFIP. Alguien debería explicarle que está equivocada. La gente le ha perdido el miedo a la operatoria en negro. Los exportadores liquidan sus dólares y, no bien se hacen de los escuálidos pesos que reciben por un cambio oficial absolutamente desfasado, acuden a las cuevas para comprar el “blue” al valor que sea. Saben que lo que hoy les cuesta 9,35 mañana les costará más.

La cuestión de fondo es la inflación. Pero de eso en el Gobierno no se habla. Está prohibido.
Es lo que le dijo la asesora del ministro de Economía, Hernán “me quiero ir” Lorenzino, a la azorada colega griega Eleni Varvitsiotis, que osó preguntar cuál es el índice de inflación en la Argentina. Patética imagen del ministro, tanto como la de Guillermo Moreno y Axel Kicillof perdiendo el tiempo en esa pantomima grotesca que protagonizaron en la asamblea de Clarín.

La Presidenta piensa que todo se soluciona echándole la culpa a Clarín, y que si lograse destruirlo se acabarían los problemas. Así, pues, la economía argentina navega a bordo de un Titanic que día tras día se acerca a su iceberg.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.